Visparras y Talanqueiras desfilaron ayer por las puertas de San Martín de Castañeda animando a sus vecinos a cantar y a soltar el aguinaldo. Un nutrido grupo de antruejos, con ciego incluido, animaron a los vecinos a abrir sus puertas y a "Cantar" antes de marchar. Con sus vistosos trajes, las talanqueiras fueron remolonas a la hora de embestir al público aunque fueron generosas a la hora voltear la cornamenta a lo largo del recorrido urbano que recorrió todas las casas abiertas, sin pereza y con buen ánimo. Todos vecinos se sumaron a la fiesta, como mandan las costumbres, entregando el chorizo para el varal y el dinero para la faldriquera. La participación de los vecinos, y especialmente de los niños del pueblo, fue determinante para que el cortejo fuera lucido y amplio. El público arropó a los enmascarados que en cada puerta animaban con los cantos a la generosidad con su tradicional "Cantamos o marchamos". Los pocos vecinos del pueblo abrieron la puerta para oír la letanía del momento y hacer su donativo para las fiestas.

El personaje del ciego llamó la atención por pasear su tronco entre las piernas de la concurrencia. Los mayores mantuvieron el anonimato durante todo el recorrido, prestándose a ser modelos de la tradición del solsticio de invierno, ante los numerosos fotógrafos y visitantes que siguen la ruta de los antruejos. Los pequeños se sumaron al recorrido, unos con más decisión, otros aprendiéndose la letra, otros manejando las tijeras, y todos ataviados con sus máscaras de cintas de colores. Siguiendo a los mayores. Y como la plaza y el pueblo son grandes, también hubo espacio para los Reyes Mayos y la Cabalgata, que se sumaron a Visparras y Talanqueiras.