Chany Sebastián

La Villa de Alcañices perderá el ya próximo día 1 de enero a uno de los establecimientos de restauración, sin lugar a dudas, más históricos y conocidos de toda la Raya de España y Portugal: el bar y restaurante "María y Manolo" cerrará su puertas después de prestar sus servicios durante cuarenta años a miles de españoles y portugueses.

Así lo ha hecho saber su propietaria y fundadora, María Silva Vega: "Lo cierro con mucha pena, le tengo mucho cariño a mi bar y a mis clientes, pero algún día tenía que ser. Me ha tocado trabajar mucho durante 40 años, así que ahora a descansar hasta que Dios quiera. Os voy a echar mucho de menos. Muchísimas gracias a todos los clientes que por mi casa habéis pasado. Gracias y adiós".

La noticia ha causado sorpresa y a la vez profunda tristeza entre los alcañizanos y entre los alistanos que durante cuatro décadas han disfrutado de su cocina, de sus cafés y de las partidas en la terraza dentro del recinto amurallado declarado Bien de Interés Cultural a la vera de la "Torre del Reloj".

El popular "María y Manolo" abría sus puertas un ya lejano día 8 de agosto de 1979, a las puertas de las fiestas patronales de San Roque y la Virgen de la Asunción. Está ubicado en un lugar emblemático y céntrico, la "Plaza José Ferreras Toro", dedicada al periodista y político nacido en Alcañices en 1839 y fallecido en Madrid el 21 de enero de 1904, el cual fue también abogado, diputado y senador en las Cortes de la Restauración, además de Gobernador Civil de la provincia de Salamanca y Director General de Obras Públicas. En la antigua casa donde ahora se ubica el María y Manolo nació en el año 1900 la poeta alistana Margarita Ferreras Lorenzo.

Alcañices ha perdido en los últimos años varios de sus restaurantes y bares más históricos. Pasadas la navidades de 2017 la Villa vio cerrar sus puertas al emblemático "Disco Rojo". Por el camino hace varios años se quedó también el hostal y restaurante "Argentino" situado en el extrarradio urbano junto a la carretera nacional 122.

En 2013 cerraba en la Plaza Mayor el Bar Central abierto en la posguerra por el señor Manuel Social, finales de los cuarenta, que lo dejo en manos de su hijo Narciso. En 1958 lo traspasaba a la señora María, la madre de Alberto Pérez, que lo gestiono hasta 1971, fecha en que lo cogía Antonio Cerezal que en 1982 pasaba a su hijo Ángel, hasta el 25 de julio de 2013.

Actualmente en la Villa de Alcañices el negocio de hostelería más antiguo es el de "El Churrero" que actualmente regenta el Centro de Turismo Rural "La Atalaya". Inicio la saga la señora Rufina Rivas con la primera churrería en la Plaza Mayor. Tomaron el relevo Alejandro López Riveras y Agustina Rivas Gago en la calle "Labradores" y luego en las cercanías del santuario de la Virgen de la Salud. Ángel López abría la churrería en la calle "San Francisco" en 1966, hasta 2002, en que abría "la Atalaya" hoy gestionada por su hijo Ángel López Santiago.

En la década de los sesenta la mayoría de los pueblos alistanos contaban al menos con una cantina o taberna. Actualmente mas de la mitad ya carecen de bar o tienda de alimentación por lo cual sus vecinos tienen que abastecerse mediante los vendedores ambulantes que recorren a diario la comarca alistana.

Coinciden los vecinos de los pueblos más pequeños al señalar que "cuando un pueblo se queda sin bar pierde parte de su esencia, pues aparte de su cometido principal, es un centro social donde puedes reunirte con los vecinos".