El impacto del cambio climático en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila "puede llegar a cambiar el ecosistema entero". La subida de las temperaturas en el norte de Europa está modificando los hábitos migratorios de aves como el ánsar común, la especie más emblemática de las aves acuáticas de la Reserva terracampina, donde acusa un importante descenso al migrar menos desde países del norte de Europa donde el invierno ahora es más suave. Un ejemplo claro es el de Holanda, donde la pata grande (como se conoce al ánsar común en Zamora) ha pasado de cero a 400.000 ejemplares invernando; mientras que la población española "ha disminuido muchísimo, desde los 120.000-150.000 ejemplares en Doñana y Villafáfila hasta los 20.000-25.000. Es la especie que está notando más el cambio climático" certifica Mariano Rodríguez, director de la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila. Aún así durante el invierno es la especie más abundante con poblaciones que oscilan entre 10.000 y 20.000, muy lejos de las casi 40.000 que se llegaron a contabilizar en 1999.

Esta disimunción tan acusada de la especie influye en la vegetación del complejo por el consumo directo de las principales plantas en las lagunas, cambiando el aspecto natural de las mismas. "Cuando llegué en los años 80 la vegetación me tapaba y ahora ha desaparecido; si se van los ánsares volverán a crecer esas plantas y se producirá un cambio en el ecosistema que a unas especies beneficiará y a otras perjudicará" explicó el director técnico.

Similar impacto puede tener en el agua debido a la frecuencia de las deyecciones del ánsar común; "el aporte de 40.000 gansos cagando cada 20 minutos genera unas características en el agua que puedan variar ligeramente si esta población disminuye" precisó Mariano Rodríguez durante la presentación informativa sobre el estado de la Reserva de las Lagunas de Villafáfila de cara al puente festivo que sitúa a este enclave en uno de los principales atractivos para el turismo rural, de naturaleza y ornitológico.

La llegada del frío y las lluvias de las últimas semanas han producido un incremento en la invernada de aves acuáticas, a pesar de que los apenas 40 litros caídos en el otoño han provocado que prácticamente sea la Laguna Grande, de 200 hectáreas, la única de la Reserva Natural que esá semillena, mientras que el resto se presentan secas o semisecas. Pero ello no ha impedido que, un año más, uno de los humedales más importantes de España albergue un gran contingente de aves, cerca de 10.000 de variadas especies, con el ánsar común como principal colonia y alrededor de un millar de grullas -hace años apenas había un centenar- suelen abandonar la Reserva a finales de diciembre camino de temparaturas más cálidas en Extremadura.

También se pueden observar grandes cantidades, hasta casi 10.000, de especies como el ánade real (azulón), pato cuchara, cerceta común, ánade silbón, focha, tarro blanco, avefrías, porrón común, porrón moñudo, gaviotas y ánade friso. Aunque en menor número, se puede ver también garceta, zampullín, correlimos común, archibebe común, aguja colinegra, avoceta o garza real. Un gran elenco de aves, que bien de paso o porque permanecen todo el año, hacen de este humedal un lugar ideal para los amantes de la naturaleza por su valor ornitológico y paisajístico.