Nora se encuentra ahora lejos de Luis. Aprende la mejor manera de ayudar a quien va a ser su compañero, también su guía y asistente. Con solo diez meses, esta perrita de la raza Australian Cobberdog se enfrenta al desafío de hacer la vida más fácil a un chico con tremendas limitaciones derivadas de una conjunción de enfermedades raras. Es la vida de Luis Alejano, un joven saucano afectado por el grado más extremo y agresivo del Síndrome de Méniére, además de complejas dolencias que convierten su existencia en una auténtica quimera.

En pleno postoperatorio tras una nueva intervención quirúrgica, la convalecencia era el mejor momento para el adiestramiento de Nora intentando que su ausencia lastimase lo menos posible el ánimo del paciente. Y en ello está ahora David Nieto, etólogo, adiestrador y terapeuta de conducta canina, encargado de enseñar al animal pautas que debe desarrollar para mejorar la calidad de vida de quien será sus pies y sus manos, la sombra que acompañe al joven saucano en el día a día. Sobre todo que sea capaz de avisar a sus padres cuando surja una necesidad.

A este profesional le encomendó PAAT (Perros de Asistencia y Terapia), una asociación sin ánimo de lucro que proporciona animales para el apoyo de personas con determinadas enfermedades, la "formación" de Nora. David se desplazó a Fuentesaúco para conocer a Luis, sus limitaciones y a la vez comprobar el grado de empatía con la perra durante los tres meses de convivencia compartida. Porque, pese a su reticencia inicial a contar con lo que es mucho más que una mascota a su lado, es ya evidente el efecto balsámico de Nora. De momento Luis ha podido conciliar el sueño y comprobar la tolerancia, sensibilidad y otros valores del cachorro. "No es habitual que con solo diez meses desarrolle tantas capacidades, aunque es una raza que está seleccionada para terapias determinadas, es algo genético en ella" explica David Nieto Maceín.

Durante el poco tiempo que ha estado con Luis, el inquieto y juguetón animalillo no se ha apartado, ha dormido junto a él toda la noche, "es muy cariñoso y eso le ha dado tranquilidad. Los perros en general aportan ese beneficio con sus propietarios; por ejemplo los niños autistas se estabilizan, pero es sorprendente que a su edad Nora sea capaz de tumbarse sobre él y pasar la noche entera. Cuando estuve con ellos en Fuentesaúco me llamó también la atención que fuera capaz de tocar el botón de alarma si detecta que pasa algo. Ha tenido varios episodios que no son normales y esa capacidad es la que aprovecho para trabajar algunas cosas" cuenta el acreditado adiestrador canino.

En esta primera etapa "mi trabajo es adaptar el perro a las necesidades que tiene Luis" explica David al otro lado del teléfono. Por eso intenta ponerse en la piel del enfermo de la manera más fiel posible; para enseñar a Nora utiliza silla de ruedas, el medio de desplazamiento de Luis, y se dirige a ella prácticamente entre susurros, emulando la frágil y cadenciosa voz del paciente. "Es una perrita todavía joven, ahora vamos a intentar conseguir los objetivos básicos, más adelante iremos viendo hasta dónde podemos llegar con ella, a ver qué tal funciona para que vaya realizando ejercicios más avanzados".

Y si la genética de la raza es una ventaja para ciertas cosas también supone una dificultad corregir comportamientos innatos que nacen de la energía de estos animales y que pueden incomodar al paciente. "Si ladra hay que corregirla porque Luis no puede escuchar ese sonido o hay que evitar su costumbre de subirse encima de él en la silla como un gesto de cariño pero que a Luis le genera una serie de problemas que pueden ser gordos. Y a la vez tampoco puedes anular su capacidad de tener iniciativa para tomar decisiones cuando su usuario necesite algo". David trabaja para contener el ímpetu de una perra muy enérgica que con su nuevo "jefe" debe quedarse quieta en los sitios, saber esperar junto a la silla de ruedas o no enredarse con el vehículo.

Nora debe aprender a coger un objeto si a Luis se le cae al suelo, tocar el llamador cuando pasa algo y confirmar que sus padres se han enterado del aviso, también estar en una posición determinada porque el paciente "no puede girar la cabeza y si está en una posición frontal pierde el equilibrio y se marea; que la pueda ver como de reojo, pero que no se mueva hacia atrás o hacia los lados porque no puede mover la cabeza. Tiene que aprender esa posición".

Nora es muy sensible y reacciona ante cualquier cosa rara. Y tales cualidades encajan perfectamente con las necesidades de Luis. "Iremos avanzado a medida que la perra madure".

Un trabajo casi de precisión relojera, que requiere "mucha paciencia, mucha técnica y conocer bien al perro porque ninguno es igual a otro; por eso no tengo un método definido, hay que adaptarse al caso, al objetivo, al usuario y al perro". En el caso de Luis, David confiesa que "me ha llegado especialmente; no se si su manera de ser, de expresarse o sus conocimientos en todo lo relacionado con la perrita, se ha preocupado de informarse. Al principio no quería tener un perro, pero una vez que tomó la decisión se ha volcado con todo".

Cuando pasen unos dos meses desde que se operó, Nora volverá a la vida de Luis en Fuentesaúco, más preparada y atenta, pero igual de cariñosa porque David se ha ocupado de que la perrita no pierda el vínculo con quien va a ser su compañero y fiel asistente. Casi a diario a Luis le llega una fotografía por Whatsapp. Puede que haga más soportable la ausencia.