En España se consumen unas 18.000 toneladas de caracol, de las cuales sólo unas 7.000 son autóctonos, el resto son importados. De ese producto español, solo un tercio proviene de granjas, el resto son de caracoles silvestres recolectados. Si bien, esta situación, se va revirtiendo.

Y a ello contribuye la tienda "online" Caracoles de Sayago VDB, que surgió del empeño de Alex Fontanillo por emprender en su tierra, concretamente en Villar del Buey, en la provincia de Zamora.

Este ingeniero técnico agrícola, especializado en Industrias Agroalimentarias, que durante años ha trabajado en una empresa quesera como responsable de compras y control de calidad en Castilla y León, ha apostado por este proyecto, que se resume en dos ideas: una granja de engorde y un almacén con zona de envasado.

"Tras darle muchas vueltas pensé en la cría de caracoles, y surgió la oportunidad de hacer un curso de helicicultura, que terminó de convencerme", recuerda.

Otro de los hitos en el currículum de Alex Fontanillo es su trabajo al frente de una cooperativa de productores ecológicos. Un modelo que ha implantado también en su empresa en la que, asegura, él también es ganadero. Las instalaciones de que dispone cuentan con 3.000 metros cuadrados -en dos parques-.

Fue a mediados de abril de este año cuando el ingeniero técnico soltó los primeros alevines, que se han puesto a la venta recientemente. Además de vivos (que ya comercializa), en proyecto tiene ofrecerlos cocidos, e incluso con su salsa.

En Caracoles de Sayago VDB se produce caracol común o de jardín, esto es, una variedad con concha dura y bien formada, de carne blanca y una trazabilidad absoluta.

En concreto, explica Fontanillo, "en nuestra explotación hemos apostado por un modelo de cría denominado extensivo, que se desarrolla en una parcela al aire libre". En ella hay una zona de pastos, otra de peña granítica sayaguesa y otra zona de tierra arable. En esta última se sitúa una estructura tipo invernadero de techo plano, cubierto con malla antigranizo.

El caracol, tras el engordado, se recoge y pasa al menos dos semanas en la sala de secado, donde se purga y se prepara para el almacenaje en una cámara frigorífica a 5 grados hasta su comercialización. Así, el consumidor puede consumirlo el mismo día que lo compra.

El emprendedor Alex Fontanillo explica que este proyecto fue posible gracias al apoyo de Iberaval. En concreto, señala, "recibí el apoyo de la sociedad de garantía a través de Caja España. Había oído hablar de ella, pero me convenció rápidamente por las condiciones".

En este sentido, señala Alex Fontanillo que "tiene muchas ventajas, porque las condiciones son mejores y firmamos rápido, a finales del pasado año".