"Paisajes de danza, música y pintura". Así es como se llama el concierto que se realizará el domingo, a las 19.30 horas, en la Ermita de Fernandiel de Muga de Sayago. Será un concierto gratuito para disfrutar de la música en el privilegiado entorno de las pinturas murales renacentistas que adornan el interior de esta Ermita.

Los músicos invitados son jóvenes intérpretes con raíces en "La Muga" (como se conoce en Sayago esta localidad). Entre ellos tendremos el privilegio de escuchar a Ignacio Marino, que aunque con tan solo 19 años, posee un denso y reconocido recorrido musical y artístico. Es alumno del Conservatorio Superior de Música de Castilla y León. Compagina su actividad formativa con la titularidad en varias orquestas jóvenes y profesionales de España, como la Joven Orquesta de a Soria, la Joven Orquesta de Madrid, la Joven Orquesta de Galicia, la Joven Orquesta de Galicia, la Joven Orquesta de Canarias y la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Otros 7 músicos niños, alumnos de diferentes conservatorios y escuelas de música y dos bailarinas alumnas del Institut del Teatre de Barcelona, participarán también en el concierto.

Una vez finalizado, los promotores de este acto cultural, vecinos y descendientes de este pueblo, presentarán varias propuestas para la puesta en valor y conocimiento de las hermosas pinturas de la ermita de Fernandiel.

La Ermita de Fernandiel está situada dentro de los terrenos que antaño ocupaba la dehesa del mismo nombre, en el término de "La Muga" a poco más de 40 Km de la ciudad de Zamora.

El Señorío de Fernandiel (Dehesa) fue vendido por el Cabildo Zamorano al Arcipreste de Sayago en 1216.

En 1402 la Dehesa fue comprada y donada a dicho Cabildo por el Canónigo Alfonso García. Una vez desamortizada fue adquirida por el Marqués de Miraflores en 1844 y posteriormente, pasó al pueblo que lo compró por 55.000 duros, y sigue manteniendo su propiedad.

En cuanto a la ermita, su planta es rectangular, con 3 tramos separados por dos arcos ligeramente apuntados. La cabecera, de testero recto, es más larga y estrecha que la nave. Está realizada en piedra de sillería y mampostería, con una cubierta de madera y tejado a 2 aguas.

Nada hay, exterior o interiormente, que ayude a datar su arquitectura con precisión, pues su factura es totalmente popular pero parece ser de época tardo-medieval. Documentalmente solo sabemos que su sencilla espadaña, situada a los pies de la fábrica, que corresponde a la parte occidental, fue realizada a finales del S. XVIII (1799-1800).

Al interior se accede por la puerta del mediodía, la única, con un arco de medio punto. Por encima de ella, bajo la cubierta del porche, hay un escudo heráldico, el mismo que aparece en el exterior del testero, que corresponderá a las armas de quien ostentó el patronato de la Ermita o el Señorío de la Dehesa.

REl presbiterio alberga un retablo barroco de madera, compuesto con un solo cuerpo con banco y ático realizado en la primera mitad del siglo XVIII. Fue dorado por el zamorano Francisco Pérez. Su única calle, acoge la imagen de Nuestra Sra de Fernandiel realizada el año 1568 por Falcote y policromada por el pintor Remesal.

Lo más interesante de la Ermita son las pinturas murales renacentistas, realizadas al fresco que recorren los paramentos interiores de su cabecera y tramo central y que constituyen una verdadera catequesis visual para quien las contempla. Son pinturas de temática religiosa y de carácter narrativo y didáctico, ordenadas mediante escenas que generalmente se encuentran enmarcadas por cenefas con motivos decorativos realizados mediante plantillas. Habrían sido ejecutadas por cuadrillas de pintores que recorrían el territorio en esa época. La peculiaridad de Fernandiel reside en la extensión de los temas representados y en su riqueza iconográfica.

En el muro testero se representa un retablo fingido, flanqueado por San Ildefonso y Santiago Matamoros. En los muros laterales de la cabecera se representan personajes del nuevo y del antiguo Testamento, en alusión a la venida del Apocalipsis. Documentalmente sabemos que las correspondientes al arco que separa la cabecera de la nave, Sta Ana, la Virgen y el niño (lado del Evangelio) y Sta Brígida (lado de la epístola) fueron pintadas alrededor de 1541 por pintores ahora desconocidos para nosotros.

Estas pinturas realizadas en pleno S. XVI, han llegado hasta hoy algo deterioradas por la luz, la humedad y las pequeñas obras de reforma de la fábrica, pero con toda su frescura original por no haber sido nunca revocadas.

Pinturas de este mismo tipo se encuentran en otros templos de la comarca, pero sólo en dos de ellos se ha llevado a cabo su restauración, en la Iglesia de Carbellino y en la de Badilla. También en la zona fronteriza del vecino Portugal se encuentran abundantes ejemplos con los que se pueden relacionar las pinturas de la comarca de Sayago, por las técnicas pictóricas y la época de ejecución.

La importancia de esta manifestación artística es que es reflejo de un momento socio económico concreto del que no se conservan apenas ejemplos en España. Sin embargo, este tipo de pinturas es muy desconocido, lo que en consecuencia genera desinterés y el olvido progresivo de las mismas.

Pero, ¿merece la pena conservarlas? Estamos convencidos de que es un deber de nuestra generación conservarlas y transmitirlas las venideras. A través de este concierto y de otras actividades que se desarrollarán a lo largo del próximo curso trataremos de dar a conocer las pinturas a los vecinos y personas interesadas en el arte y la cultura de nuestros pueblos. Un primer paso para conocerlas y difundirlas.