Situado dentro de los límites del Parque Natural de los Arribes del Duero, Villardiegua de la Ribera suma a sus atractivos medioambientales un conjunto de yacimientos arqueológicos derivados de la explotación de minas de oro y el asentamiento continuado desde la Edad de Hierro hasta el siglo V d. c. Entre los vestigios destacan grupos de cazoletas de molido realizadas para obtener el concentrado aurífero como parte del sistema de explotación y tratamiento del mineral.

Uno de esos conjuntos descubiertos y documentados por estudiosos del Centro Superior de Investigaciones Científicas ha sufrido una llamativa agresión. Se trata de dos perforaciones sobre las piletas hechas sobre los canchales de granito que presumiblemente pudieron realizarse para instalar señales o balizas en una zona de gran relevancia arqueológica y etnográfica. De hecho, los agujeros se encuentran en pleno conjunto de cazoletas, uno de ellos en el medio de los lavaderos que se utilizaban para decantar el oro.

Todo un desatino en uno estos vestigios tan característicos de Villardiegua de la Ribera y Pino del Oro, donde se conserva un importante yacimiento de estructuras mineras de época romana, investigados por el profesor Javier Sánchez Palencia y su equipo del CSIC.

El descubrimiento por parte de vecinos de Villardiegua de la Ribera que frecuentan esos parajes ha causado sorpresa y malestar ante semejante torpeza en el vestigio histórico.

Senda de los molinos

El desaguisado es más visible, pues aparece a la entrada del sendero de la Ribera del Puntón, también conocida como de los Molinos, recuperada por la Consejería de Medio Ambiente tras el devastador incendio de agosto de 2013 que calcinó 2.800 hectáreas de monte, cultivos y pastizales. Una inversión de 15.000 euros permitió restaurar la ruta arrasada por las llamas, reconstruir infraestructuras dañadas, colocar paneles informativos y habilitar un mirador.

La ruta, de gran importancia natural y etnográfica, está además salpicada por las estructuras mineras derivadas la explotación sistemática de oro entre los siglos I y III después de Cristo.

El visitante puede recorrer además una senda interpretativa por un regato a lo largo de 650 metros donde en su día estaban en funcionamiento más de una docena de molinos, algunos recuperados gracias al esfuerzo colectivo de Ayuntamiento, vecinos y grupos de voluntarios. En el entorno de la ribera se han descubierto hasta ocho conjuntos de cazoletas formados por grupos que van desde tan solo 5 ó 6 hasta 20. Uno de ellos es el que ha sufrido la agresión en uno de los enclaves más visitados del Parque Natural Arribes del Duero.