Agentes del Seprona de la Guardia Civil han tramitado varias denuncias contra dos cazadores asturianos a los que se les incautó una perdiz pardilla (Perdix perdix) en una zona de protección del Parque Natural del Lago de Sanabria, en la sierra de Sospacio.

Los hechos ocurrieron en el coto de caza de la Sierra de Trefacio, Carbajalinos y Monterrubio, el pasado 28 de diciembre; pero no es la primera vez que se sorprende en la zona el furtivismo sobre una especie que, por su vulnerabilidad, fue sacada del listado de especies cinegéticas de Castilla y León, quedando su caza terminantemente prohibida.

Fue sobre las ocho y cuarto de la mañana cuando el guarda de campo y titular del aprovechamiento del coto divisó la llegada de un coche con dos ocupantes. El vehículo estaba equipado con un remolque en el que trasportaba varios perros. El guarda de campo les indicó que no podían cazar en ellos. Los cazadores expresaron que se dirigía a cazar al coto de Vigo, y señalaron una de las laderas de la montaña que no se correspondía con ese coto, distante como a un kilómetro. Los cazadores hicieron caso omiso a las indicaciones del guarda de campo, que no iba uniformado pero sí se identificó, y comenzaron el lance, al parecer, en los mismos terrenos de Trefacio. En ningún momento hubo enfrentamiento alguno entre cazador y vigilante, pero una vez hecha la advertencia el titular del coto avisó a los Agentes del Seprona y de la Guardería Medioambiental. La Guardia Civil montó un dispositivo de vigilancia en la zona.

Sobre las tres y media de la tarde regresó el primero de los cazadores al punto donde había dejado el vehículo, atravesando nuevamente el coto de Trefacio, con el arma descargada pero sin enfundar, y con los perros sueltos, cuando deben atajar por otros cotos atados. La Guardia Civil procedió entonces a su identificación.

En ese intervalo de espera al segundo cazador, agentes y vigilante escucharon dos disparos. El segundo cazador apareció sobre las cinco y media atravesando el coto de Trefacio, también con el arma descargada. Interrogado por los agentes negó que hubiera efectuado disparo alguno, aunque posteriormente sí reconoció haber usado el arma pero aseguró que no había cazado nada. En el registro los agentes encontraron en el chaleco una perdiz pardilla muerta. Esta especie es conocida en la zona como charrela. El cazador volvió a negar que hubiera cazado el ave ese día, para contar que la había cazado el día anterior en el pico Moncalvo. El Seprona, ante estas contradicciones en su testimonio, instruyó varias denuncias por caza de una especie protegida dentro de un área protegida en el Parque Natural, y por no tener en regla la documentación sanitaria de los perros. Se investiga además la autenticidad de la tarjeta de un coto que portaban para poder cazar, que en todo caso no correspondía al coto de Trefacio.

Fuentes del caso han precisado que han aumentado los controles y vigilancia tanto por parte del Seprona como por parte del coto de Trefacio. Este acotado está tutelado en este último año por tres guardas de campo para evitar la presencia de furtivos que, según las citadas fuentes, "han hecho mucho daño" en la zona. Desde el coto se intensifican las medidas para favorecer que los bandos, tanto de la población de perdiz pardilla como de perdiz roja, vayan en aumento.

El último censo sobre perdiz pardilla en la zona arroja la reducida población de solo 222 ejemplares. Es un ave que va saliendo de ser un vestigio no solo por los esfuerzos realizados por Medio Ambiente en su recuperación y conservación -con la inversión en los últimos años de unos 150.000 euros- también porque la propia especie persiste en su querencia al escenario sanabrés, a pesar de los gravosos incendios que han arrasado el territorio, y por la propia actitud de respeto de los cazadores locales que saben de su existencia y valor. Su hábitat geográfico comprende la Alta Sierra del Parque Natural sanabrés, ya que la perdiz pardilla es una especie aclimatada a escenarios superiores a los mil o mil quinientos metros de altitud.