El arquitecto y profesor Pablo Farbán expuso su investigación sobre Bioconstrucción recientemente en Fermoselle, destacando el valor arquitectónico de unas moradas que merecen más que el reconocimiento.

-¿Qué razones llevaron a elegir el territorio del Parque Natural Arribes del Duero para realizar el proyecto de Biourb?

-La arquitectura vernácula de la zona es una de las más antiguas y mejor conservadas de Europa, y no solo la que encontramos en los pueblos y las aldeas, también se conservan fuentes, chozos, molinos, empedrados, bodegas, cortinos, cigüeñales, lagares? todos estos elementos son importantes y aportan datos de interés al estudio. Sucede también que las características del entorno donde se encuentra son únicas. En pocos kilómetros encontramos tres climas distintos (Atlántico, Mediterráneo y Continental) dos países y geología diferente a ambos lados de la Raya.

-¿Qué actuaciones o análisis se han efectuado para dar contenido al proyecto de bioconstrucción? ¿Existen resultados?

-Se ha estudiado durante dos años el comportamiento energético de construcciones a los dos lados del Duero, así como los materiales utilizados, mediante tecnología de última generación. También hemos comparado consumos, consultado a proveedores de energía, entrevistado a vecinos, instaladores, constructores, canteros, dueños de bodegas? y vivido en casas tradicionales con calefacción por chimenea. Se han hecho modelizaciones paramétricas de las soluciones encontradas y un sinfín de estudios que han tenido resultados concretos, algunos de utilidad general para todo el territorio peninsular, como son los manuales de rehabilitación y de diseño urbano bioclimático, la herramienta de cálculo SCBcal01, el DVD formativo o el documental Biourb, y otros con repercusión a nivel local como los cursos de formación o las rutas turísticas de la arquitectura tradicional. Los resultados que están siendo utilizados incluso fuera de la península. Pero el resultado más importante ha sido confirmar que la arquitectura vernácula en la zona es más eficiente que la contemporánea convencional, suponiendo ahorros de hasta un 90% en la factura de energía. Efectivamente: Ya no se hacen casas como las de antes.

-¿Existe una riqueza o patrimonio vernáculo merecedor de catalogar, rehabilitar o conservar?

-La construcción con piedra de Arribes y Sayago debería ser Patrimonio de la Humanidad, desde Pereruela Fermoselle y de Villardiegua a Moraleja. Este podría ser uno de los revulsivos que necesita la región para revertir la despoblación.

-¿Existe mucho deterioro? ¿Ha habido pérdidas irreparables o aniquilaciones de la arquitectura de nuestros antepasados?

-Desgraciadamente si. Incluso en centros tan importantes como Fermoselle, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1974, hemos visto demoliciones y se están sustituyendo edificaciones centenarias, supuestamente protegidas, por construcciones contemporáneas convencionales sin ningún valor artístico ni, por supuesto, histórico. Hay poblaciones mejor conservadas que otras pero la verdad es que la tendencia a perder patrimonio es generalizada.

-¿Es necesario el compromiso o la implicación de las administraciones, de los agentes sociales, de empresarios e industriales para mantener este patrimonio? ¿Es costoso recuperar o entonar el estado de las edificaciones? ¿Existen subvenciones?

-El patrimonio es cosa de todos y y es vital sensibilizar a unos y otros. Curiosamente los movimientos ciudadanos de defensa del patrimonio que están surgiendo por toda la península de manera espontánea van muy por delante de los supuestos expertos y responsables. Lo primero que es importante destruir para siempre es el mito de que rehabilitar es más caro que tirar y volver a construir. Esa afirmación es irracional desde el punto de vista energético, pero también es falsa a nivel económico, salvo en contadas ocasiones. Lo que sucede realmente es que el aumento de superficie obtenido al demoler los gruesos muros y, de paso, levantar alguna planta y socavar el subsuelo, hace más rentable para los promotores ese tipo de operaciones. Aplicar criterios de bioconstrucción compatibles y basados en los métodos tradicionales como se hace en Francia no tiene que ser mas caro ni estar reñido con adaptar las viviendas a las nuevas necesidades, incluso hay muy buenos ejemplos de intervenciones que aumentan la edificabilidad y que son respetuosos con el patrimonio, la historia y el paisaje. Así ha sido siempre además. Las directivas Europeas son claras y las ayudas al sector, las Áreas de Rehabilitación Integrada, los criterios de adaptación de la Red Natura 2000? todo va a ir encaminado en el mismo sentido. Si va a haber subvenciones será para el ahorro energético y la rehabilitación.

-¿Por dónde va la tendencia europea del urbanismo o de la arquitectura?

-Las directiva europea de 2010 relativa a la eficiencia de los edificios indica que el 40% de la energía de la Unión corresponde a los edificios y apunta a 2020 como el final de la arquitectura convencional e ineficiente que conocemos. A partir de esa fecha todos los edificios que se construyan en la Unión Europea tendrán que ser de "Consumo casi nulo". Para alcanzar ese objetivo, el gasto energético de los edificios tiene que ser un 90% menor que el actual. Eso solo se consigue diseñando con criterios bioclimáticos, como los observados en nuestra arquitectura preindustrial. Nuevos movimientos consolidados en Europa como el estándar alemán PassivHaus, la arquitectura Neo-vernácula y la Bioconstrucción están llegando a las mismas conclusiones que nuestros antepasados de manera empírica y alcanzando consumos mínimos con técnicas de bajo coste.

-¿La bioconstrucción exige nuevas normas de urbanismo, una legalidad más adaptada a la edificación tradicional? ¿Están las administraciones por la labor?

-Las regulaciones urbanísticas actuales son herencia de los años 80 y 90. Además de conducirnos a la burbuja inmobiliaria, son en gran medida las causantes de la situación despilfarro energético y de la pérdida del patrimonio construido. Es imprescindible rehacer a nivel nacional todo el aparato regulador y actualizarlo a las nuevas urgencias y paradigmas del siglo XXI. Esto supondría la oportunidad de reiniciar a su vez todo el sector, en profunda crisis por no saber adaptarse a las nuevas necesidades.

-¿Qué potencial o posibilidades turísticas o de desarrollo socioeconómico tiene este patrimonio vernáculo del medio rural transfronterizo?

-La Bioconstrucción es una tendencia muy relacionada con el auge del ecoturismo, los movimientos neo-rurales y post-urbanos. Tenemos buenos ejemplos en Francia e Italia, incluso en España, donde se está recuperando la construcción con piedra seca, una tecnología ancestral que compartimos con ellos con algunas variantes. Por ejemplo, en la región del Luberon, en la Provenza, la construcción con piedra seca se ha convertido en un motor turístico y económico. Han entendido que los ecosistemas naturales mediterráneos están íntimamente relacionados con la acción del hombre y necesitan de la agricultura y la ganadería tradicional para mantenerse sanos, albergar biodiversidad y mantener a raya el fuego. Así mismo los bancales y muros de piedra que sujetan la tierra permiten todo lo anterior. Sin ellos nada es posible. Dar a conocer en esos circuitos la construcción con piedra de Arribes y Sayago puede generar mucho interés. Una buena referencia es la Asociación Palombar, nuestros vecinos en la otra orilla del Duero. Este verano organizan el II Encuentro de Arquitectura Tradicional y Sostenibilidad en Uva, Vimioso, además de decenas de talleres, festivales y campos de trabajos que atraen a esas remotas aldeas de Tras os montes portugués a personas de todo el mundo.

Málaga, 1973

Arquitecto por la Universidad Politécnica de Madrid, compagina el trabajo a pie de obra con la investigación, la realización de documentales y la agricultura ecológica. Impulsor e investigador del Proyecto Europeo Cooperación Transfronteriza Biourb, actualmente es profesor del Proyecto Construye en Verde promovido por el Ministerio de Medio Ambiente a través de la Fundación Biodiversidad.