En Rionegro del Puente andan algo revolucionados. Hay quien la conocen bien, otros intentan poner cara a una joven que en vacaciones solía visitar el pueblo de su madre. Marian Mellén Rodríguez es noticia por formar parte del equipo de la Universidad Rockefeller de Nueva York que ha descubierto un mecanismo epigenético relacionado con el autismo. La investigación «abre un nuevo enfoque a la enfermedad de Rett y a varios casos de autismo que puedan estar relacionados» explica esta prometedora biomédica.

Aunque nacida en Vitoria hace 30 años, Marian Mellén tiene raíces zamoranas por parte de su madre, Juli, originaria de Rionegro del Puente y asentada en la capital alavesa desde que de niña marchó con su tía. En este pueblo de La Carballeda, Marian conserva familiares directos y hasta hace nada allí vivió su abuela Antonia. «Me hace mucha ilusión que me llamen desde Zamora», confiesa desde el otro lado del Atlántico. Se entiende así el orgullo que exhiben los vecinos y sus más cercanos por lo conseguido por esta joven bioquímica desde su puesto en la Universidad Rockefeller, la primera institución en los Estados Unidos dedicada exclusivamente a la investigación biomédica y con un prestigio avalado por los 23 premios Nobel asociados a este centro desde su fundación en el año 1901.

Hija de Antonio y Julia, Marian Mellén Rodríguez es la mayor de dos hermanas -la pequeña es filósofa-, estudió Biología en Bilbao para marchar después al Centro Superior de Investigaciones Madrid donde, realizó el doctorado «cum laude» en Bioquímica y Biología Molecular. «Aunque le gustaba la fiesta, ha sido muy estudiosa; algunas veces la teníamos que decir que dejara de estudiar un poco» cuenta su madre desde Vitoria.

Y aquella disciplina ha dado sus frutos con una brillante carrera que le ha llevado a investigar en una de las universidades estadounidenses punteras desde el punto de vista científico. Allí recaló hace dos años después de terminar su tesis en Madrid, en el Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC. «En un principio me lo tomé como un paso más de la carrera científica y además es muy común que todos nos marchemos a realizar un postdoctorado en el extranjero por unos pocos años», cuenta desde Nueva York. Pero Marian se encuentra con el problema que hoy afecta a tantos jóvenes investigadores españoles; «después de dos años no puedo volver a seguir investigando en España, tal y como pensé que ocurriría, porque prácticamente ha dejado de existir la investigación científica».

Es el drama de los nuevos cerebros que, sin medios en su país, buscan posibilidades donde se les ofrecen y estos momentos Estados Unidos es una de las mecas para las nuevas hornadas de investigadores. «Siempre me planteé volver, pero ahora ni siquiera está dentro de mis planes en los próximos cinco años», reconoce Marian, quien vive en Nueva York junto a su marido, licenciando en Biotecnología aunque profesionalmente se dedica al periodismo científico.

La joven investigadora no descarta que este periodo le puede abrir la posibilidad de establecerse definitivamente en el país norteamericano. Lo que tiene claro Marian es que «de momento quiero seguir en esta Universidad, donde la ciencia es exquisita y tienen muchos recursos». Y ahora con más razón, después del importante avance conseguido por el equipo en el que se encuentra esta investigadora postdoctoral, que puede ser determinante en el desarrollo del síndrome de Rett, «una de las causas más comunes de autismo femenino, que afecta a una de cada 10.000 niñas y les provoca retraso mental, regresión en el aprendizaje, estereotipias, ansiedad y esquizofrenia, entre otros síntomas» tal y como se recoge el artículo del Servicio de Información y Noticias Científicas SINC tras su publicación en la revista Cell. Mellén y su equipo «han estudiado las alteraciones epigenéticas en células cerebrales. Este tipo de cambios son los responsables, por ejemplo, de que los gemelos -que comparten el 100% del ADN- evolucionen de forma diferente a lo largo de la vida, en función de sus hábitos y del ambiente».

En palabras de la propia bioquímica española, «ahora conocemos mejor las piezas del puzzle, esto ayudará a más investigadores a diseñar terapias muchísimo más eficientes. Conocer estas nuevas señales epigenéticas ademas ayudará también a investigar nuevas terapias para otras enfermedades como Alzheimer, cáncer... aunque nosotros seguiremos indagando más en retraso mental y autismo».

El descubrimiento, como explica Mellén a SINC, «ha descrito por primera vez qué proteína reconoce las dos variantes de la citosina en el cerebro y le da sentido a todo esto». Es la proteína MeCP2, íntimamente ligada al autismo en niñas. Está codificada por un gen cuyas alteraciones son las causantes del 96% de los casos de síndrome de Rett, «lo cual es una burrada para una sola mutación», afirma la bioquímica.

Lo que permitió al equipo de Mellén atar cabos y llegar a tales conclusiones fue tratar a cada tipo de célula del cerebro adulto por separado. «Mediante una técnica nueva de secuenciación, he analizado qué genes se expresarán y serán funcionales en varios tipos de células cerebrales», explica la bioquímica.

Después, «en los núcleos celulares aislados mapeé y secuencié las regiones del genoma donde la metilcitosina y la hidroximetilcitosina son abundantes». Así, gen por gen y célula por célula, analizando la relación entre ambos compuestos, la investigadora logró rastrear sus huellas epigenéticas y, finalmente, predecir de qué manera se expresarán los genes.

La lectura de este balance podría, en el futuro, revelar qué hace cada célula en un momento dado. Y también abre nuevos caminos y desafíos para esta joven investigadora que sueña con «algún día» poder volver traer a España «todo lo que ella nos dio durante nuestra formación, y con intereses».