Un desafortunado golpe quebró y desmanteló el histórico Crucero instalado en Las Fontanicas, de Fermoselle, y que durante varios siglos ha permanecido erguido y como un símbolo de la religiosidad de la villa.

Por su larga vida, era un signo de identidad del paisaje urbanístico de esta vía de entrada a la capital del Parque Natural Arribes del Duero, que tiene en el atractivo urbanístico un de sus atractivos turísticos.

El histórico Crucero, de los más significativos de Fermoselle, desapareció del escenario una triste mañana tras haber sido imprudentemente golpeado, tirado al suelo y hecho varios pedazos a consecuencia del topetazo asestado con una máquina retro que circulaba por la calle donde se hallaba emplazado. «Fue un desafortunado golpe» aplicado, según fuentes vecinales, al tocar sin quererlo una palanca que abrió uno de los elementos de la retro que, al paso por la zona, golpeó el fuste.

En estos momentos, parece ser, se trata de restaurar o reponer la pieza de un bien patrimonial que los fermosellanos valoran y consideran como algo entrañable. El objetivo es restablecer el desaguisado y volver a su pedestal la memorable figura representativa.

Los hechos ocurrieron hace unos dos meses cuando los trabajadores de una obra manejaban una máquina empleada en la construcción de una obra e involuntariamente golpearon el Crucero con uno de los brazos del vehículo. El crucero, instalado sobre la parte superior de un muro, cayó a la calle inferior rompiéndose los dos brazos, y el fuste por varios sitios. Un descalabro que sorprendió al vecino Alejandro Fermoselle desayunando en casa, situada justo frente al crucero. Al salir a la calle vio la pieza en el suelo. Dice que data del siglo XI, pero es un dato que no tiene confirmado. Sin embargo es un elemento arquitectónico que conoce de toda la vida y cuenta con fotografías de sus niños encaramados a la base del Crucero porque lo consideraban un lugar adecuado para inmortalizarse.

También Eduardo González Fermoselle, que como Alejandro tiene su vivienda frente al Crucero, lamenta lo sucedido y sus propios hijos fueron igualmente fotografiados en el pedestal del ancestral crucero de granito.

González Fermoselle afirma que en un lado estaba representada la figura de Jesucristo y el otro la Virgen María, más luego tenía la figura de una rana tallada en el fuste. Señala que el desaguisado fue debido «a un descuido», pero tiene confianza en que el Crucero pueda ser reconstruido en su plenitud debido «a los buenos medios que existen hoy día para reparar y pegar los materiales».

El crucero de Las Fontanicas no siempre estuvo radicado en el mismo lugar. Alejandro Fermoselle recuerda que antes del año 1944, que aparece en uno de los sillares, este elemento estuvo instalado en un punto próximo y se cambió cuando se construyó el muro.

El descalabro del Crucero de Las Fontanicas es conocido por los responsables de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León.