Valer.- La parroquia de Santa Eulalia de Valer de Aliste revivió ayer con todo su esplendor la festividad de "Los Mártires" en honor a San Fabián y San Sebastian, con una gran concurrencia de devotos gracias a caer en domingo, lo que facilitó la asistencia de vecinos y emigrantes. Por la mañana tenía lugar la Santa y Misa con la procesión y por la tarde la subasta de los ramos ofrecidos por los feligreses a cargo del señor Juan Santos experto en estas lides.

Valer fue uno de los pueblos zamoranos y trasmontanos que primero comenzaron a venerar a San Fabián y San Sebastián, por todo lo alto, habiendo contado con varias ermitas dedicadas a ellos, estando documentada su cofradía ya en 1559, hace 448 años. Según las ordenanzas aprobadas por aquel entonces por el Vicario de Aliste los cargos rectores, mayordomo, juez y dos abades se elegían cada día 20 de enero y estaban obligados a desempeñarlos durante todo un año, pues no podían renunciar a ellos salvo una causa justificada: enfermedad. De lo contrario habían de pagar pena «El yantar que aquel día se comiere y el Juez lo ejecute luego».

Uno de los fines de la hermandad era atender las necesidades de los pobres, huérfanos y enfermos necesitados sin remedio, cuya valoración hacían «dos hombres buenos del Cabildo». Así la asistencia material iba destinada a los enfermos que no contaran con personas allegadas que les pudiesen socorrer, así como a los viandantes, pues el templo era parada obligada de los peregrinos que se dirigían desde Zamora a Santiago de Compostela por el "Camino de Galicia" procedentes de la Barca de Manzanal del Barco. De hecho en la visita pastoral de 1601 se menciona el enterramiento, como era su obligación, de ciertos peregrinos pobres que habían fallecido en el pueblo.

En el año 1545 la hermandad llegó a contar con un rebaño que integraban once reses, siete cabras, tres ovejas y un cordero que se encargaban de cuidar un pastor propio desde San Pedro hasta Navidad en que se vendía la mayor parte de él. Cuando un hermano se salía o fallecía había de abonar 25 maravedís para que el resto de los hermanos le encomendarán Dios. La cofradía contaba a finales del siglo XVII con cofrades de Flores, Fradellos, Puercas y Gallegos del Río, además obviamente de Valer, siendo el principal punto catalizador de la devoción de los santos en toda la comarca alistana y la región trasmontana.

Durante la comida se leía a los cofrades las ordenanzas en voz alta para recordarles su obligaciones contraídas: «Estando los cofrades con mucha compostura sin meter ruido ni las capas caídas ni torcidas». A los actos, incluida la procesión los hermanos acudían ataviados con la Capa Parda Alistana de Honras, la prenda más valiosa de cada hombre varón. Entre las prohibiciones destacaba la de acudir portando armas a la comida ni acompañados por criados o personas que no fueran cofrades. Las obras se le daban los pobres.

Inicialmente la ermita estuvo situada en Las Eras margen derecha del río Frío, donde antiguamente estaba también la iglesia, a las cuales no podian acudir los que residían en la parte derecha en época de crecidas. Por ello en 1752 se daba licencia a cura para su traslado a la otra parte, ratificada en auto por el visitador Manuel Cid y Monroy en 1777. El templo fue bendecido el 20 de enero de 1802 por curas Rafael Gallego, de Valer, y Lorenzo Mezquita, de Bercianos. Las nuevas ordenanzas era ratificadas por José Gallego, Amaro Gallego, Tomás López, Amaro Gallego, Baltasar Pascual, Domingo González, Diego Fuerte, Juan Santos, Simón Torres y Francisco Mata.