El río Esla amaneció "a las puertas" de Benavente y la avenida continuó creciendo durante el día hasta caer la tarde. Entonces el agua comenzó a bajar imperceptiblemente. A las siete de la tarde, después de haber alcanzado 4,67 metros de altura en la estación de aforo de Castropepe y un caudal de 567 metros cúbicos por segundo, el Sistema Automático de Información del Duero de la CHD comenzó a marcar la tendencia de descenso.

Toda la vega, desde Palanquinos hasta Villamañán, y desde Benamariel hasta Castrogonzalo y Villanueva de Azoague, está inundada. Miles de hectáreas de cultivos están anegadas. En León, el sindicato agrario UGAL-UPA afirmó que se tardarán al menos dos meses en acceder a las tierras. El maíz y la mayoría de la remolacha, sin recolectar, puede haberse perdido inexorablemente. El Esla, alcanzó algunos puntos hasta 300 metros de anchura.

En Benavente el agua no ha alcanzado los niveles de las avenidas históricas, pero da una idea de la crecida el hecho de que en algunos puntos de la autovía A-6 superado el viaducto sobre el río en sentido Galicia el agua se asoma prácticamente a los carriles y le quedaría mucho menos de un metro para entrar en el asfalto.

El Ayuntamiento de Benavente hizo un llamamiento público a primera hora de la mañana a los propietarios de suelo en esta zona inundable a ambos lados de la A-6 para que extremaran las precauciones. La Policía Local cortó los dos accesos asfaltados entre Benavente y Castrogonzalo a ambos lados de la autovía. El que cruza por debajo de viaducto de la autovía A-6 quedó anegado. Al poco tiempo la estación depuradora de aguas residuales quedo rodeada de agua y funciona desde el mediodía en modo automático con el agua retornando por el efluente. A apenas un kilómetro, la estación de aforo de Castropepe estaba cubierta por el agua, que llegaba a las paredes del cementerio local. En el camino desde Castrogonzalo a Benavente, la planta de gas también quedó anegada por la crecida del Esla. El puente de piedra, en la raya entre. los dos términos municipales, resistía la furia del agua tras ser restaurado por el desplome de una pilastra.

Santa Colomba de las Carabias y San Miguel amanecieron rodeadas de agua. La alcaldesa de San Cristóbal de Entreviñas, Leonor González, contactó con Emergencias. La previsión en ese momento era que la situación empeorara, sobre todo ante la llegada del nuevo temporal.

La crecida del Esla y también del Cea en Fuentes de Ropel, era diferente a otros ríos de la comarca. El Tera había vuelto a la normalidad incluso en las zonas más deprimidas, como es el caso de Mózar de Valverde y Milles de la Polvorosa. El Eria, sin regulación y tras amenazar el martes con saltar la carretera entre Manganeses de la Polvorosa y Morales de Rey, bajó notablemente.