La Opinión de Zamora

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Al grano

Nueva PAC, enésimo desprecio

El campo no cuenta para una Administración que pasa del sector agrario

Ovejas

Lo que no se quiere o no se teme, se desprecia. Pasa con el campo. La Administración siempre ha arrinconado al sector agropecuario, lo ha escondido, lo ha desplumado con una reconversión salvaje –a coste cero- y lo ha soportado de mala gana. Algunos politicastros hasta lo han dicho por lo bajini: “Estos (agricultores y ganaderos) no hacen más que quejarse, llevan toda la vida haciendo el egipcio (una mano delante y otra detrás), son insaciables, nunca se cansan de pedir”. La PAC se inventó para eso, para tener cogidos a los productores por los bemoles y controlar hasta sus siembras. Y para intervenir los precios en origen, claro.

La nueva PAC, que establece un periodo de vigencia que va desde 2023 hasta 2027, estará activa desde el próximo enero y aquí ni Dios conoce sus recovecos. Los agricultores no saben qué sembrar, qué hacer, pero da igual. Hay Plan Estratégico, avalado por la Comisión Europea, pero a estas alturas no se conocen los nuevos criterios básicos y agronómicos que se deberán cumplir para poder percibir las ayudas que, en el caso de Zamora, suponen más del 45% de la renta anual. Lo que sí se conoce, claro, son las prohibiciones: la quema de rastrojos, ojo, peligro de muerte.

El Ministerio de Agricultura tiene pendientes de publicar 18 reales decretos y una ley que fijen cómo van a quedar los derechos de ayudas básicas y que detallen los entresijos de la nueva PAC, incluidos los requisitos e importes previstos en los eco-esquemas, que suponen una nueva condicionalidad reforzada (¿). Y no, no me llamen repipi, que uso los términos que aparecen en la normativa en vigor.

Las semillas (que valen un huevo) ya están en las máquinas sembradoras, pero todavía se está a la espera de la “transposición” del reglamento comunitario a la legislación española que pretende incrementar la producción agraria y alimentaria para paliar el déficit por la guerra de Ucrania. Eso sí, medida esta de la que solo se beneficiarán (o eso parece) los solicitantes de ayudas que no se acojan a ningún eco-régimen o subvenciones medioambientales (¿).

O sea que a estas alturas no sabe uno que sembrar, si los barbechos volverán a llenarse de girasoles escuálidos o vaya usted a saber. Lo de las ayudas a los viticultores, que parece que se contemplan en la nueva PAC, ni se sabe ni se contesta, que eso ya es para nota. Lo dicho, lo que está ocurriendo es un ejemplo más del desprecio que sufre un sector que hace posible que comamos todos los días. Ah, eso sí, la Comisión Europea y el Gobierno de España están orgullosos de su trabajo. Vale, bien. Venga, venga, todos a silbar.

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