Mientras que unos apuestan por la flexibilidad dado que «es una sola noche al año» y otros abogan por la «prohibición directa», la mayoría de los encuestados zamoranos tira por la calle del medio: la reubicación. El macrobotellón que cada madrugada del Jueves al Viernes Santo congrega a miles de jóvenes en el parque de San Martín cuenta cada vez con más detractores, entre ellos, los vecinos de la zona, los más afectados por la práctica. Ruidos, basura y «demasiada permisividad» llevan a gran parte de los zamoranos a pedir que San Martín quede libre del botellón durante la Semana Santa zamorana.

Prohibir la práctica, buscar ubicaciones y actividades alternativas o dejar las cosas como están. Son las tres salidas que le quedan al macrobotellón que cada madrugada del Viernes Santo inunda el parque de San Martín de jóvenes, alcohol y basura. Las quejas constantes de los vecinos del casco histórico ante la «batalla campal» que implica esta práctica cuentan con la comprensión de los zamoranos. Sin embargo, no todos son partidarios de cortar de raíz una práctica aislada dentro del año. Mientras que los vecinos exigen al Ayuntamiento que «cumpla la ley» en cuanto a la prohibición de beber en la vía pública, muchos son los que su- gieren la reubicación de la fiesta en otros emplazamientos.

Unos piden más contenedores y otros sugieren habilitar un espacio similar a la fiesta universitaria. Frente a una mayoría civilizada, grupos de jóvenes protagonizan cada año acciones vandálicas Los aparcamientos de la Ciudad Deportiva o del Ruta de la Plata son dos de las alternativas que sugieren los zamoranos, si bien la primera toma fuerza frente a la segunda por razones de distancia. «Si me obligas a irme hasta el Ruta para ir de botellón ya te digo yo que no me voy», plantea uno de los participantes en el botellón de San Martín. Por el contrario, la opción de la Ciudad Deportiva cuenta con más adeptos «siempre y cuando se le dé un formato similar al de la fiesta de la Politécnica»

Durante años, Ayuntamiento y Subdelegación del Gobierno se han pasado la pelota con res- pecto al control del botellón con idénticos resultados una Semana Santa tras otra: un parque de San Martín repleto de desechos, borracheras y las consecuentes quejas vecinales. Frente a una mayoría de jóvenes que decide reunirse a tomar unas copas en la calle de forma cívica y civilizada ante la saturación de los bares más céntricos, una minoría protagoniza acciones que los afectados no toleran más: «Urinarios públicos volcados, coches en el parque con el maletero abierto con música a toda pastilla, y basura desperdigada por todo el césped», lamentan los vecinos. Sobre las toneladas de basura acumuladas cada año en el par- que de San Martín a consecuencia del botellón, varios de los jóvenes que participan piden tam- bién la implantación de más contenedores. En este sentido, «muchas veces queremos tirar la basura pero vemos que no hay depósitos, que están muy alejados o que rebosan resi- duos», comenta otra joven za- morana. Uno de los años más controvertidos con respecto al botellón fue 2009, cuando alrededor de un millar de los más de 5.000 jóvenes concentrados en San Martín se resguardaron de un fuerte aguacero en el aparca- miento subterráneo anejo. Allí continuaron la fiesta y tuvieron que ser desalojados por agentes de la Policía Nacional tras el aviso de los empleados del parking. Algunos de los jóvenes se desplazaron a la zona del instituto Claudio Rodríguez, donde se registraron daños en papeleras y contenedores, y otros tantos en la iglesia de Los Remedios, donde fueron profanados algunos enterramientos de la necrópolis hallada durante las excavaciones ejecutadas ha- ce varios años. En los últimos días, el Ayuntamiento ha mantenido reunio- nes con la Junta pro Semana Santa y los hosteleros de la ciudad para intentar buscar opciones con las que disuadir el botellón en colaboración también de la Junta de Castilla y León.