Durante los primeros días de diciembre del año 2010, el parque de San Martín ofreció su nueva cara a los zamoranos. El espacio, que aunaba jardines, bancos, juegos para niños y una oficina de 120 metros cuadrados para actividades comerciales, estaba llamado a ser un revulsivo para la vida del Casco Histórico y un eje dinamizador en esta parte de la capital zamorana. Una cámara de videovigilancia se encargaría de velar por el nuevo parque, donde se había realizado una fuerte inversión en originales luminarias de bajo consumo para su contribución con el medio ambiente. Hoy, seis años después de aquel día en que Rosa Valdeón y Pilar de la Higuera inauguraron el nuevo espacio recreativo, el parque no ha conseguido aún hacerse un hueco entre los zamoranos, la oficina permanece infrautilizada fuera de los meses de verano y el mobiliario ha sido frecuente objetivo de los vándalos a lo largo de los años.

Una gruesa cadena con un candado ata las dos manillas de la puerta de acceso a la oficina del parque de San Martín. La última vez que se abrió fue durante el verano, con la puesta en marcha del servicio de alquiler de bicicletas. También lo hizo de manera excepcional en Semana Santa, cuando el Ayuntamiento de Zamora vio en este espacio un lugar idóneo para instalar un puesto móvil de la Cruz Roja. Previamente, apenas ha tenido utilidad. Lo que se creó como un espacio para actividades comerciales y culturales, con una distribución funcional mediante la instalación de marquesinas y pérgolas para resguardar los expositores de las inclemencias meteorológicas, es a día de hoy un edificio vacío, sin actividad y pasto de los vándalos. Las cristaleras que recubren la oficina lucen resquebrajadas y se aprecian pintadas en diferentes puntos del acero que envuelve la estructura.

Hubo un tiempo, breve, en que el edificio multiusos fue utilizado como punto de información turística, durante la Semana Santa de 2011. Posteriormente, también con brevedad, pasaron por las instalaciones los artesanos de Zamora para mostrar allí sus trabajos. Una iniciativa que se publicitó con un mural en la Rúa de los Francos y una señal vertical en la esquina de la misma Rúa con Sor Dositea Andrés. Señal que se mantiene en pie, pese a no haber rastro de actividad alguna de artesanía, lo que provoca el desconcierto de algún que otro turista que se asoma a la plaza en busca de algo que ya no existe.

Pero no solo el edificio ha sufrido a lo largo de estos seis años. Las originales luminarias de bajo consumo -para su contribución con el medio ambiente- instaladas en el entorno del parque, a menudo, aparecen apagadas. También han sufrido la ira de los vándalos y varias de ellas han aparecido rotas o en mal estado. A ello hay que sumar la preocupante situación de la barandilla que une el parque con el acceso al aparcamiento subterráneo, lugar habitual de botellón y también de la ira de quienes, quién sabrá por qué, se deciden a destrozar el mobiliario urbano de la capital.

La inversión de 618.000 euros ejecutada hace ahora seis años corrió a cargo del Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad Local. Y fue precisamente el actual alcalde, entonces en la oposición, el primero en criticar el espacio. El día después de la inauguración, Francisco Guarido aseguraba que el nuevo entorno era "un falso parque y una estupidez que no sirve para nada". Lo cierto es que, a día de hoy, el parque de San Martín no ha conseguido hacerse un hueco entre los ciudadanos de Zamora. Y la oficina municipal multiusos, salvo en contadas excepciones, permanece cerrada a cal y canto para despiste del turista.