El reputado gaitero Carlos Núñez, considerado el Jimi Hendrix de la gaita e internacionalmente como un músico extraordinario, actúa mañana en el Teatro Principal donde ha colgado hace días el no hay entradas.

-Pisa la escena del Principal dentro de su gira de Navidad que pone el punto y final a un año plagado de actuaciones internacionales.

-Es una gira por toda España para cerrar el año, ¡un ejercicio increíble! Lo empezamos tocando en el Musikverein de Viena, vino luego el concierto de San Patricio en Washington, entre otros lugares, y poder volver a casa por Navidad y encontrarnos con nuestro público, que nos sigue desde hace mucho tiempo, es una maravilla. Siendo sincero cuando estábamos por Francia o Alemania decíamos ¡cuándo llegará la gira de Navidad! Para nosotros supone encontrarnos con los nuestros, son giras muy divertidas y los conciertos son auténticas fiestas.

-Va a presentar su último disco, temas de toda su carrera? ¿qué va a interpretar?

-Lo voy a plantear como si fuera un viaje iniciático, algo tiene que cambiar en la persona que asista. Vamos a pasar por todo tipo de conexiones, por todo tipo de músicas. Van a sonar desde temas de bandas sonoras que hemos grabado como "Mar adentro" u otras colaboraciones con el cine, pero también vamos a compartir con el público informaciones e historias y las últimas averiguaciones que hay sobre la música celta.

-¿De quiénes estará acompañado?

-Viene conmigo el grupo que hemos dado la vuelta al mundo este año y tenemos el placer de contar como invitado especial con Jon Pilatzke, el actual violinista y bailarín de The Chieftains, todo un lujo contar con este norteamericano que ha mamado la música celta y es un gran showman. También vamos a tener invitados muy especiales de Zamora porque por donde pasamos me gusta hacer "la siembra de talentos jóvenes", es decir compartir escenario con la gente joven que le gusta la música tradicional y que trabaja en ella. En esta ocasión el gran maestro Alberto Jambrina estará de gran capitán con muchos alumnos y con otros músicos de la región. Será la primera vez que tocaré en Zamora con Jambrina, pero ojalá que podemos repetir la experiencia.

-¿Qué gaitas va a tocar?

-Una de las cosas en las que ha insistido Jambrina es que le gustaría que sus chicos tocasen la gaita tradicional de Zamora, con sus afinaciones específicas, también sonará la gaita gallega más estándar. Yo aportaré una gaita londinense del siglo XVII a lo que se unirán otros muchos instrumentos como la flauta y el tamboril.

-¿Cambia el planteamiento de los conciertos cuando actúa en lugares como Zamora en donde la música de raíz tiene una gran presencia y existe una sensibilidad?

-Sin duda, en Zamora las tradiciones están vivas y tiene un valor importantísimo. Además la gente entiende los códigos de las músicas que tocamos, de tal forma que puedes permitirte no solo ir a los fuegos artificiales. Cuando toco para los alemanes, australianos o norteamericanos tienes que adaptarse a un mensaje muy universal, pero en Zamora la gente podrá disfrutar de las profundidades de la música tradicional que no nos podemos permitir en otros lugares. Este concierto va a ser de los que van a tener mucha madera, mucha chicha. (Risas)

-Usted ha afirmado que la música que interpreta es la música celta del futuro.

-Desde hace 300 años ya se hablaba de música celta que en el fondo es un lenguaje común, una forma de expresarse, una sensibilidad común que se ha ido conformando en base a un sueño, a una utopía de estar conectados a nuestro pasado. Ha sido una continua reinvención. Lo que está sucediendo ahora con trabajos como "Inter Celtic" es que el público internacional está descubriendo que de la misma forma que Escocia e Irlanda llevaron la música celta a Estados Unidos, los nuestros se fueron para Latinoamérica. Los españoles llevaron la gaita o la dulzaina por toda América Latina, donde existe una música que tiene relación con la nuestra tradicional. La música celta que hacemos tiene ese componente ibérico tan abierto, es Mediterráneo y es Atlántico. Es mucho más moderna que la que tocaba hace 20 años.

-Ha buceado en el flamenco, en la música brasileña, ha hecho bandas sonoras... ¿qué le queda por escudriñar?

-Con mi primer disco "A Irmandade das Estrelas", en 1996, se produjo un "boom" de la música celta y de las gaitas en España, lo que hizo que cada discográfica buscara a un gaitero. Tuve la sensación que se iba a quemar pronto por ese cierto oportunismo, por lo que decidimos dedicarnos a otros países y a otros ámbitos, de tal forma que mi segundo disco ya fue con músicos de flamenco, el siguiente fue pop que sonó en los 40 Principales, otro con músicos de Bretaña, y luego investigamos sobre Brasil a lo que se unieron bandas sonoras. Ahora volviendo a casa, casi 20 años después, existe una nueva generación de músicos jóvenes que tienen un conocimiento de la cultura global y que les gusta la tradición. Esa gente, entre los que hay músicos muy buenos, necesita una oportunidad. Hace unos días he colaborado con Carlos Saura en un nuevo trabajo "La Jota", en el que yo he invitado a una veintena de jóvenes, muchos de los cuales no habían nacido cuando me llegó el éxito, y ha sido alucinante. Había una dulzainera Segovia, una gaitera de Aragón, catalanes tocando percusiones ibéricas? toda la península junta musicalmente. ¡Ni ellos mismos conocían las conexiones existentes entre estos sones!

-Le noto ilusionado con esta conexión ¿podrá materializarse en algún proyecto más?

-Sí , el año que viene se cumplen dos décadas de mi primer álbum y me encantaría poder encontrar apoyos para compartir una gira con estos nuevos músicos. El contacto con estas nuevas generaciones es algo que te reafirma. Siempre he pensado que esta música tradicional y la celta no nos separan generaciones.

-Usted atesora muchos reconocimientos como un Grammy por el disco grabado con sus maestros The Chieftains; un Ondas al mejor directo o el Premio de la Crítica Alemana, Preis der Deutschen Schallplattenkritik. Ahora, le han concedido del Premio Agapito Malezuela.

-Es un gran honor este premio. Agapito era todo un referente, un ejemplo de músico tradicional íntegro que conocía cómo funcionaba la tradición mezclar, renovarse o morir. Desde pequeño leía sus artículos, es un honor y me comprometo a llevar su mensaje por el mundo. Además, tengo la sensación de que está pasando algo con esta música. Se están cociendo entre los músicos jóvenes propuestas muy interesantes. Esta música está viva y va a tener un nuevo "boom".

-Un auge que, desde su punto de vista ¿será volver a la raíz o reinterpretarla?

-Paco de Lucía me dijo que siempre le decía a los más jóvenes que no le copiaran a él, sino a los viejos y a partir de ahí trazaran su propio camino. La tradición hay que beberla de las aguas cristalinas, ir a las fuentes vivas, a los informantes, y a partir de ahí seguir innovando. La tradición está hecha de tradición y de innovación. La música tradicional no es una partitura que haya que interpretar siempre igual, las melodías se van variando, no es un genio creador, sino una creación colectiva.

-¿Y se aprecia?

-La música clásica se ha asociado a la élite, la música tradicional normalmente quien la suele apreciar es gente que no tiene complejos. La huerta ecológica que han puesto de moda Obama es la huerta que tenían nuestros abuelos. Europa, en general, tiene dentro el miedo al ridículo cosa que no sucede con los americanos, que desde pequeños trabajan la autoestima. Ellos tienen mucha autoestima, pero no tienen esencias que compartir. Aquí nos falta autoestima, pero tenemos tesoros interesantes que tienen que venir otras personas a decirnos que son fantásticos. Me gusta que la música tradicional sea para todo el mundo y hay que quitarse los complejos asociados a ella. En la música tradicional hay que apostar por la excelencia. En el arte tradicional los grandes profesionales han sabido que había cosas mejor hechas que otras pero cuando hay un producto bien hecho es universal y le gusta hasta los japoneses (Risas).