Después de 15 años desde que se iniciara el proyecto para convertir el antiguo teatro Ramos Carrión en un espacio multicultural para la capital y provincia, los problemas se han sucedido. Además del litigio con los vecinos por las taquillas, las obras en la parte trasera se tuvieron que paralizar cuando Patrimonio prohibió continuar con la construcción al considerar que el forjado de las instalaciones superaba la altura de la muralla medieval. Ello conllevó la demolición parcial con el objetivo de reducir la cota y proceder a la construcción de tres salas que se podrán dedicar a distintas actividades.