-Habla de una publicación?

-De una o varias publicaciones. El tomo de Zamora de Santa María la Real está muy bien, pero se editó en 2002. Desde entonces, han pasado 13 años y un programa que ha aportado muchas cosas. Para que todo esto no caiga en el olvido y que los zamoranos sepan en qué se invirtió el dinero, debería llevarse a cabo un trabajo de actualización en más de una decena de iglesias, no sé si a través de una publicación o una segunda fase del plan.

-El legado románico siempre va ligado a la cuestión de la promoción y del turismo, ¿cree que Zamora ha divulgado como merecía su patrimonio?

-El románico zamorano se ha "vendido" poco y mal. Antes de trabajar en Zamora Románica formé parte de la fundación Santa María la Real, son dos modos de hacer distintos y no sé cuál es el mejor, pero lo cierto es que si comparas el románico zamorano con el de Palencia o el de Burgos, en un hecho tan sencillo como buscar información para visitar las iglesias, te das cuenta de que estos edificios están poco y mal difundidos. No debemos engañarnos: si hay algo que tiene Zamora es el románico. Por eso, tenemos que plantearnos cómo "vender" este patrimonio porque a esta ciudad le va en ello el pan. Falta señalización, muchas veces te encuentras con todo cerrado o vacío?

-Hoy existe la idea de que merece la pena recorrer el románico soriano, pero ¿cree que pasa lo mismo con la ciudad de Zamora?

-Claro que no, y es curioso. El románico de Burgos, Palencia o Soria te obligan a hacer un mayor esfuerzo para viajar por unas provincias que no siempre están bien comunicados. Parece que a la gente le cuesta más en Zamora, donde todo está a tiro de piedra, y eso que las singularidades del románico zamorano son bien conocidas.

-¿Qué opina del programa de apertura de monumentos? ¿No haría falta explicar las iglesias además de abrir las puertas?

-La realidad del programa de apertura de templos de Zamora es compleja porque intervienen distintas instituciones, y quizá no todas con los mismos intereses. Efectivamente, cuando entras en un edificio sin un guía previamente contratado, sales de la iglesia igual que has accedido.

-A unas semanas de la Pasión, ¿qué opinión general tiene de la imaginería de las procesiones?

-El panorama es el que es y no debe compararse con otras ciudades. Conozco bien Valladolid por mis familiares, y la experiencia me dice que las comparaciones son odiosas. Es verdad que allí hay muchas más imágenes de los siglos XVI y XVII, pero lo cierto es que Zamora tiene una peculiaridad única: la recuperación a partir del siglo XIX con imagineros muy destacados como Ramón Álvarez, aunque no es el único. No tenemos los pasos de Gregorio Fernández, pero la devoción de la Semana Santa no es fácil de encontrar en otros lugares.

-¿Cómo valora la acogida del libro sobre las ilustraciones de José María Avrial que ha editado junto al arquitecto Marco Antonio Martín?

-Existe un interés que se debe a que pertenece a una época poco y mal conocida y todavía hoy hay gente que se sorprende al encontrarse con este trabajo. Es un libro que ya está en varias universidades, museos nacionales y bibliotecas públicas. Por lo tanto, Avrial está más allá de Zamora y eso puede revertir en un efecto llamada para la ciudad.