Prácticamente arrasada al nivel de la sacristía actual se encuentran los restos de la antigua cabecera de la Catedral de Zamora, vestigios medievales que no sobrevivieron a la constante reforma del templo como si lo hicieron la Torre del Salvador, la cúpula gallonada y la Puerta del Obispo, únicos elementos románicos que se pueden contemplar en la actualidad. Así lo apuntó ayer la arqueóloga territorial, Hortensia Larrén, en una conferencia monográfica sobre las sucesivas actuaciones que se han llevado a cabo en el edificio en las dos últimas décadas en la Seo en la cuarta jornada del curso de arte románico que organiza la UNED.

«Si excavando en un pequeño espacio como es la sacristía se vieron partes de la cabecera, hay que suponer que el resto de la cabecera también está en otras zonas y es susceptible de excavación», apuntó Larrén, reclamando una futura intervención más amplia que las cinco practicadas hasta la fecha. El objetivo: confirmar la hipótesis que el historiador Manuel Gómez Moreno realizó hace ahora un siglo en el proceso de redacción del Catálogo Monumental de Zamora. Es decir, construir una base científica que complete los testimonios documentales, único vestigio hasta el momento de aquella época.

En su intervención, Larrén recordó que las actuaciones arqueológicas practicadas fueron «puntuales» como acompañamiento de proyectos de reforma de las instalaciones. El primero de ellos tuvo lugar en 1991 en el claustro, intervención a la que sucedieron otras a los pies del edificio o en las naves y la cabecera durante la instalación de la calefacción. Fue en la sacristía donde se apreciaron los restos del «ábside norte medieval, un logro que da una hipótesis que la planteó en su momento Gómez Moreno», relató la arqueóloga territorial. «Salieron también parte del ábside curvo y del tramo recto, con lo que nos faltaría el ábside central y sur», añade Larrén, quien apunta hacia una fácil identificación de la parte aún oculta.

Además de esta primera conclusión sobre las excavaciones en el Templo Mayor - las intervenciones completan y corroboran las fuentes escritas- hay otra serie de aspectos que Hortensia Larrén no dejó pasar por alto ayer en el Colegio Universitario. Entre ellos, los abundantes vestigios obtenidos en la zona que documentan asentamientos de las edades del Bronce y del Hierro. «No hacen referencia al edificio en sentido estricto, pero sí a la zona en la que se asienta», explica la arqueóloga. Por otra parte, las recientes actuaciones en el Castillo y el solar del Consejo Consultivo completan los primeros restos de cerámica andalusí hallados años atrás en la Catedral.

Las conclusiones son «interesantes» pese a la «parquedad» de las actuaciones practicadas. Una campaña monográfica y en profundidad ayudarían a sacar a la luz los cimientos del templo original. También a confirmar hipótesis tan sugerentes como la afirmada por el historiador José Navarro Talegón, quien opina que bajo el Templo Mayor duermen una larga siesta los vestigios de un antiguo templo mozárabe, predecesor de la extraordinaria Catedral que gobierna Zamora en el siglo XXI.

«Si en un pequeño espacio de la sacristía se vieron vestigios, la zona es susceptible de ser estudiada»

«Las intervenciones nos han servido para construir una documentación que no está en las fuentes escritas»

<Hortensia Larrén >

Arqueóloga territorial