Chema Conesa es el comisario de la muestra «Contactos» que ayer se inauguró en la sala de exposiciones de la Biblioteca Pública del Estado. En ella se recogen instantáneas realizadas por el Premio Nacional de Fotografía 2004, Ramón Masats.

-¿Cómo llega a ser el comisario de la exposición?

-Realmente de una manera un poco casual. Me gusta la fotografía y he trabajado en ella tanto haciéndola como editando libros de imágenes. En el momento en que le dan a Ramón Masats, con quien me une una amistad, el Premio Nacional de Fotografía 2004, surge el llevar a cabo esta muestra en la que se da otra visión de su trabajo.

-¿Y cuál es esa mirada?

-Es contraponer las dos etapas de su producción. La primera supone su inicio como aficionado a mediados de los años 50. Es un período en el recorre España y hace libros como el que hizo con Delibes sobre Castilla La Vieja o sobre los Sanfermines, donde el hombre es el protagonista. Sin embargo, en el año 1964 abandona la fotografía para trabajar como realizador en TVE, donde hace documentales e incluso un largometraje. De nuevo retorna a la fotografía en el año 1981. Comienza a trabajar en color y hacer otros retratos de la España democrática para diversas editoriales. Yo quería resaltar cómo Ramón Masats mantiene la misma manera de mirar en imágenes tomadas con 40 años de diferencia. Lo que a él le hizo ser reconocido es su especie de simplificación de las formas. Esta característica le sigue definiendo 30 y 40 años más tarde en las imágenes en color, donde el hombre no tiene tanta importancia como en las de blanco y negro.

-En una de las salas de la Biblioteca hay dípticos con fotografías de ambas etapas. ¿Por qué?

-Para demostrar que pasan los años pero un fotógrafo cuando es autor, como le sucede a Ramón, mira de la misma forma sea la época que sea, utilice el material que utilice. Es el hombre que interpreta la realidad desde un punto muy personal y hace que los reporteros se den cuenta de que su decisión a la hora de apretar el obturador define lo que están viendo. Desde mi punto de visto esto ahora no suele. Actualmente se apuesta por formas expresivas diferentes y únicamente en los fotógrafos buenos hay una forma real de ver la realidad y contarla.

-Usted defiende que la fotografía es una forma de mirar, pero no es la mirada misma.

-En la fotografía pones en dos dimensiones una imagen, pero una vez que la muestras, empieza a ser leída por quien la contempla. La instantánea se convierte de ser un espejo de la realidad a ser una ventana abierta a las sensaciones de cada espectador.

-Con la proliferación de la cámara digital todo el mundo hace fotografía.

-Todos hacemos fotos, pero no todos somos fotógrafos. La diferencia es que con la instantánea tienes que querer decir algo y tener una voluntad de querer contar algo. Estamos tan bombardeados por imágenes que no sabemos diferenciar el ruido visual de lo que realmente tiene importancia.

-¿Qué es para usted ese ruido visual?

-Es la proliferación de imágenes que no dicen nada, pero que abotagan la mente. Son fotografías tomadas sin ninguna intención, ni voluntad, ni ningún riesgo por parte del autor. Esto se ha producido porque todos tenemos acceso a la cámara. Es fundamental que maduremos y diferenciemos unas fotografías de otras. A esa labor contribuye, sin duda, esta exposición.

-¿Qué debe de tener una fotografía para que a usted le atraiga?

-Tiene que proporcionarme la sensación de que detrás hay una persona que tiene cosas que contar. La sensación de que tras una fotografía hay una mente que piensa y que siente, cuando lo que domina es que seamos autómatas. No sé si será por mi dedicación durante muchos años al mundo de la imagen, pero ya incluso adivino si una fotografía la ha hecho un hombre o una mujer.

-¿Qué rasgos le hacen pensar de esta manera?

-Fundamentalmente me sucede con los retratos. Ahora mismo hay excelentes fotógrafas que son magníficas retratistas porque saben sacar lo mejor de cada persona desde el punto de vista estético. Está muy de moda el diario íntimo fotográfico. En este tipo de imagen hay una gran diferencia entre hombre y mujer por su acercamiento.

Murcia, 1952

Licenciado en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid. Simultaneó los estudios de Imagen y Periodismo con el comienzo de su carrera profesional en el diario «El País». En 1987 pasa al semanario «El Globo» como jefe de fotografía, y tras el cierre de éste, vuelve a «El País» como editor gráfico de «El País Semanal». En Abril de 1995 pasa al diario «El Mundo» como subdirector de fotografía. Desde 1992, que fue designado jurado del certamen World Press Photo, pertenece como asesor para España a esta institución. Actualmente compatibiliza sus labores de subdirector de fotografía de «El Mundo» con las de director de la colección de libros de fotografía «Photobolsillo» que edita La Fábrica.