B. Blanco García

La crisis económica y su prolongación en el tiempo ha producido un nuevo perfil entre los usuarios que acuden al centro de Cáritas Diocesanas en Zamora. En la actualidad, las familias formadas por un matrimonio con dos hijos y que se han quedado recientemente sin empleo son mayoría, en tanto que el número de nacionales también se ha visto incrementado en los últimos meses, aun habiendo todavía usuarios de origen extranjero, como venía siendo habitual.

Otro nuevo perfil emergente en los últimos meses es el de familias monoparentales con hijos a su cargo que también acaban de perder su puesto de trabajo, lo que provoca una situación más complicada aún, porque pierden la única fuente de ingresos que hasta el momento tenía ese núcleo familiar.

«El número de personas ha ido incrementándose desde hace año y medio, pero no sólo en atención en Cáritas, sino también en las ayudas que se dan en las parroquias de la capital», explica el delegado episcopal de esta institución, Antonio Jesús Martín de Lera, quien también subraya que el perfil de estas nuevas personas «es la de los nuevos pobres de pelo limpio y corbata. Es su último recurso acudir a nosotros para solicitar ayuda, porque se trata de gente de Zamora que tenía una situación normalizada y que, por las actuales circunstancias, se han visto sin empleo».

En este sentido, Cáritas Diocesanas de Zamora, con la puesta en marcha de su programa de inserción laboral para los usuarios, ha conseguido en lo que va de año poder encontrar trabajo a un centenar de personas que acuden en busca de ayuda, algo de lo que se sienten orgullosos, «teniendo en cuenta de que el paro es una de las principales causas por las que muchas familias han llegado a esta lamentable situación», reitera el delegado episcopal.

«El problema de todas estas familias es que apenas pueden llegar ni siquiera a mitad de mes con los ingresos que tienen. Muchos de ellos deben vivir con los famosos 400 euros de ayuda del Gobierno o de un pequeño subsidio por desempleo. Su problema es que para ellos es imposible así poder llegar a fin de mes».

Martín de Lera enumera que Cáritas Diocesanas intenta ayudar a todos estos nuevos afectados no sólo con el reparto de comida o ropa, sino también haciéndose cargo de los gastos que una familia pueda tener en medicamentos, hipotecas o alquileres de viviendas, «aunque Cáritas no es el Banco de España, pero se intenta hacer en la medida de lo posible», recuerda.

A esta gran labor ayudan dos circunstancias muy positivas. Por un lado, se ha visto incrementada la cantidad de donativos que ofrecen particulares para las distintas iniciativas que Cáritas lleva en marcha en la ciudad. «Aunque sean ayudas pequeñas, de 15 o 20 euros, se ha notado este aumento en los últimos meses», apunta Martín de Lera.

La solidaridad también se ha hecho presente en este tiempo con un incremento en el número de voluntarios que trabajan junto a los profesionales de Cáritas Diocesanas. Así, en este año, ese aumento se cifra en un 15%, por lo que en la actualidad son alrededor de 400 personas las que ofrecen su tiempo a las distintas actividades que tiene en marcha la asociación.

El trabajo de Cáritas Diocesanas es, por tanto, mucho mayor que en años anteriores, con el aumento del número de usuarios a causa de la actual crisis económica y la gran herida que está dejando en muchas familias zamoranas. Seguir adelante no es fácil y por ello Antonio Jesús Martín de Lera destaca con insistencia «la gran implicación de los trabajadores y profesionales de la asociación» quienes, junto con los voluntarios, hacen posible la esperanza en muchas familias.