La crisis económica que sufre España durante los últimos años, y que ha afectado muy seriamente al sector de la construcción, se ha cobrado también víctimas entre unos trabajadores imprescindibles a la hora de edificar como son los arquitectos. Todos los profesionales consultados coinciden en que el desplome más importante de actividad se ha sufrido desde hace unos dos o tres meses. Según Andrés Alfonso, uno de los arquitectos que desempeña su trabajo en Zamora, «se nota desde hace un par de años que hay menos trabajo, pero unos meses subía y otros bajaba. Sin embargo, desde hace unos tres meses es cuando hemos sufrido el mayor desplome de actividad».

La causa, según los integrantes del colectivo, es que los empresarios no se atreven «a mover ni un dedo» mientras el consumo siga cayendo en picado y las entidades bancarias se mantengan en su postura negativa a la hora de facilitar créditos. Además, la administración pública va a realizar a partir de ahora menos inversiones que requieran del trabajo de estos profesionales.

Según Andrés Alfonso «el nivel de trabajo ha variado bastante, sobre todo si tenemos en cuenta este mes y el mes de agosto de hace dos años». En esta oficina siguen la tónica habitual que se registra en la mayoría de las demás: «antes estábamos cinco trabajando aquí, pero desde que esto empezó a caer se tuvieron que ir dos que tenían contratos temporales, de forma que ahora estamos sólo tres».

Otra arquitecta de la ciudad consultada afirma que «las perspectivas que tiene el sector no son nada buenas, de aquí a dentro de un año esperamos, como mucho, mantenernos, pero no será fácil». Ante esta situación, los arquitectos intentan echar mano de la imaginación para salir adelante, involucrándose en nuevos proyectos que hace unos años habrían sido inimaginables.

La misma trabajadora cuenta que «como no hay trabajo tenemos que dedicarnos a otras cosas como emitir certificados, licencias de apertura de negocios y otra clase de documentos de mero trámite. No es lo que sueñas cuando sales de la facultad».

Todos creen que, por mucho que mejore la situación, no se volverán a alcanzar los niveles de trabajo de antes de la crisis. Los arquitectos cuentan que «hace unos años, en un estudio había secretarias, delineantes... ahora sólo queda el arquitecto y como mucho, uno o dos aparejadores».