Las palabras del ministro de Fomento, José Blanco, acerca de la necesidad de suprimir las líneas de ferrocarril deficitarias y con escasa utilización, han disparado las especulaciones sobre las rutas que pueden verse afectadas por un eventual corte de tráfico ferroviario. A pesar de los 25 años transcurridos, todavía está fresco el recuerdo del cierre de la línea férrea Palazuelo-Astorga, la Ruta de la Plata, en una época en la que la clausura de los trenes sin rentabilidad se justificó, como ahora, con criterios de rentabilidad económica.

Los listados que circulan ya en distintos medios de comunicación sobre las líneas cuyo cierre estaría barajando Fomento incluyen 21 conexiones de tren convencional, más algunas otras de larga distancia y cercanías. Entre ellas algunos medios mencionan expresamente el tren entre Orense y Puebla de Sanabria, una línea que actualmente está subvencionada por la Xunta de Galicia y que presta servicio fundamentalmente a ciudadanos de la zona rural de la provincia vecina. En el mismo caso estaría la línea Puebla de Sanabria-Valladolid, también de escasa utilización, si bien ni Renfe ni Fomento quisieron facilitar datos oficiales sobre el número de usuarios de la misma -dos semanas lleva este diario intentando conseguirlos, sin éxito-. Fuentes oficiosas indicaron que este tren lo utilizan a diario alrededor de quince personas, aunque durante los fines de semana registra una mayor ocupación, especialmente desde Toro a Valladolid y viceversa. En el transcurso de la presentación de los nuevos trenes que cubren el servicio de la línea Puebla-Valladolid, los responsables de Renfe constataron que la ruta está considerada de baja ocupación y el máximo de viajeros se suele dar en Semana Santa, con unas 70 personas.

En todo caso la Junta de Castilla y León se hace cargo del déficit de explotación de la línea, con el fin de mantener el servicio, un convenio que se renueva anualmente y que en principio podría servir para evitar el cierre. En este sentido, el consejero de Fomento, Antonio Silván considera que el ministro Blanco «se ha bajado definitivamente del tren», en referencia tanto a los recortes del AVE como a los cierres de líneas poco rentables. Silván considera «una insensatez, inadmisible e insolidario» la supresión de líneas poco rentables económicamente, sin tener en cuenta «su fin social. Con ese criterio, tendría que cerrar escuelas, hospitales y consultorios».

El consejero Silván ha advertido al Gobierno que Castilla y León ha sido solidaria con el resto de España y no puede ser ahora la «pagana del recorte de infraestructuras». Citó como «necesarias e irrenunciables» tanto la autovía A-11 como el tramo de la A-66 entre Benavente y Zamora, único que falta para cerrar la Ruta de la Plata. Solicitó, asimismo, una fecha para reunirse con el ministro.