Ese buen tono medio, lejos de sus momentos más brillantes y de sus ediciones de menor esplendor u opacas, aunque los maximalistas puedan decir otra cosa. La XVIII Bienal de Pintura de Zamora -premia a Paco Pomet, Néstor San Miguel y Gonzalo Sicre- presenta obras de 67 artistas, jóvenes y maduros, ya afirmados en el panorama artístico. La participación de 23 galerías españolas en el proceso de selección ha contribuido a ello, aunque ese sistema ha generado algunas críticas, pues impide la participación libre La inauguración oficial, ayer, con su descafeinado acto institucional (en el Consistorio) y con su momento artístico-social (en el claustro del Colegio Universitario, donde se exhiben las piezas), pone a la vista la realidad de la creación pictórica en estos días. Como ya resulta habitual, poca figuración. Y mucho de lo demás.

El claustro del antiguo convento trinitario, del siglo XVII, acoge en sus dos galerías las sesentena de pinturas, entre las que se hallan cinco originales de creadores zamoranos. El público contemplaba las obras de Fernando de Dios, Juan Carlos Matilla, Ana Zaragozá, Toño Barreiro y Manuel Losada Zapata y de otros participantes. Nueve Comunidades Autónomas están representadas en el certamen. Y eso originó la presencia de expertos y galeristas. Los gustos estéticos son variados, aún contrapuestos, y en estas ocasiones suelen manifestarse con mayor rotundidad. Pero no. Néstor San Miguel, reconocido con el segundo premio, apuntaba que «la primera sensación es bastante buena. Existen obras sorprendentes, que me han interesado. El nivel de calidad, con independencia de los gustos, es alto». Seve Trapiello, el pintor leonés, practicaba otro realismo: «la Bienal es interesante», aunque se muestran «cosas que no me han gustado tanto», que «rozan la desfachatez». En conjunto, «representa un poco las tendencias de lo que existe por ahí». El comisario, Fernando Lozano Bordell, acompañaba a premiados y autoridades. Y ejercía la discreción, ese raro don.

La apertura se había iniciado en el Salón de Sesiones -lleno, como nunca- del Ayuntamiento, institución organizadora del certamen, con asistencia de Alberto Gutiérrez, director general de Promoción Cultural de la Junta, quien entregó el primer premio, a Pomet, aunque no pronunció palabra. Allí, ante los artistas y los expertos, el alcalde de la ciudad destacó, como adelantándose a posibles críticas, que «ha parecido interesante la invitación a las galerías». Antonio Vázquez, primer mandatario municipal, señaló que «son 36 años, y la Bienal ha dado frutos a la ciudad, en una sociedad que ha experimentado muchos cambios». Recordó aquella primera edición, «con recursos limitados». Ahora el certamen capta «el movimiento creativo nacional», pues recoge la «búsqueda de nuevas formas de expresión y de provocación». Se quiere que tenga «un compromiso consigo misma y con la sociedad», pues aporta, dijo, «mucho al arte». Y pidió que Zamora «se convierta en un referente del panorama artístico nacional». El subdelegado del Gobierno, Antonio Hernández, se incorporó a la comitiva en la Plaza Mayor

S. Marchán: «El certamen tiene un buen nivel artístico, con una generación consolidada»

Simón Marchán, zamorano, es uno de los grandes intelectuales. El catedrático de Estética de la UNED, ensayista -"Del arte objetual al arte de concepto"- y crítico presidía el jurado del certamen artístico. Su palabra serena siempre aporta luz.

- ¿Cree que la XVIII Bienal de Zamora «puede agitar el árbol del conformismo»?

- Es una bienal que tiene un buen nivel artístico. Los pintores participantes están bien. Es un certamen consolidado, aunque haya tenido más proyección hacia el exterior en otras ocasiones. En este sentido, es más sobria, se halla más dentro de los marcos artísticos de la tradición.

- ¿Qué características definen a esta edición?

- He encontrado una generación de artistas ya consolidada. De media-alta. No so los grandes nombres, pero tampoco se trata de principiantes. Son artistas ya muy reconocidos en el panorama nacional, con obras muy estimables, aunque con distinta valoración. El nivel de la Bienal es alto en cuanto a lo que significa la representación de las generaciones intermedias del arte español.

Datos

Participantes: 67. Galerías: 23.

Ganadores: Paco Pomet, Néstor San Miguel y Gonzalo Sicre.

Sede expositiva: claustro del Colegio Universitario.

Premios: 12.000 euros (primero, subvencionado por el Ayuntamiento), 9.000 (segundo, por la Junta) y 6.000 (tercero, Diputación).

Presupuesto:: 90.000 euros.

Muestras paralelas: Dos. Hugo Fontela (Alhóndiga) y Juan Hidalgo (Biblioteca Pública del Estado).

Comisario: Fernando Lozano Bordell. Presidente el jurado: Simón Marchán.