Entre capas y faroles de forja la venerada imagen del Santísimo Cristo del Amparo procesionó en la noche de ayer por las calles de Toro en uno de los desfiles más austeros y estéticamente más bellos de la Semana Santa. Hermanos de la Real Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo, ataviados con capa castellana y cordón al cuello con la talla del Crucificado, y fieles devotos de la impresionante imagen se congregaron en el interior de la iglesia de Santa María de Arbas para profesar su fe y asistir al cántico penitencial del Miserere que, un año más, interpretó el coro parroquial de la Trinidad. En este preludio, el párroco, Roberto Castaño, invitó a todos los presentes que se dejaran "mirar por un Cristo que tiene la espalda cargada de peticiones".

Una vez concluido el emotivo cántico penitencial del Miserere, los toresanos esperaron con emoción la salida del desfile procesional para volver a reencontrarse con la mirada suplicante del Cristo del Amparo, una talla del siglo XVI de la Escuela Renacentista y realizada en madera de nogal estucada y policromada que, con el paso de los años, se ha convertido en todo un símbolo de la Pasión toresana por la fuerza que transmite y su halo protector. Portada a hombros por doce cargadores, la mesa procesional en la que es trasladada la imagen y adornada con rosas rojas y flor de cardo, accedió al exterior de la iglesia y, tras el juramento del silencio de los cofrades, inició su lento discurrir por las calles próximas a la parroquia de la Trinidad que, durante todo el año, custodia al Crucificado.

El austero desfile discurrió bajo un estremecedor y respetuoso silencio quebrado solamente por el sonido de la matraca y el bombardino. Bajo el manto protector del Cristo del Amparo la procesión del Lunes Santo completó el recorrido por la plaza de Arbas, San Antón, plaza del Templo, Ronda de Capuchinos y Capuchinos, hasta llegar a la plaza de la Trinidad en la que tuvo lugar la lectura del "Manifiesto", a cargo del toresano Francisco Javier Pérez Ucero. Una vez finalizado este acto, el desfile prosiguió por las calles Tablarredonda y San Antón para regresar al templo de salida. La Real Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo data del siglo XVII aunque sus estatutos aluden a la existencia de otros anteriores y, desde 1991, procesiona en la noche del Lunes Santo.

Desde entonces son numerosos los toresanos que profesan su fe y devoción a la imagen titular de la cofradía y, en los últimos años, muchas mujeres han formalizado su entrada en la hermandad. Además, la cofradía recuperó ayer uno de sus fines fundacionales que no es otro que la caridad y, por este motivo, durante toda la jornada recogió alimentos para familias necesitadas que serán repartidos por Cruz Roja. Este año, los abades en ejercicio son Vicente Fernández, Carlos Santa Inés, Julio Santa Inés y Christian de la Calle.