El orgullo de una familia adquiere otra dimensión cuando se trata de los Talegón. Un año más, cerca de setenta «Talegones» llegados desde toda España se han hecho con las calles de Toro para celebrar su encuentro anual. Una cita de relevancia que supera ya la veintena de ediciones y que sirve para reunir a una estirpe de 431 años de antigüedad, según el árbol genealógico que la propia familia ha elaborado y que arranca con el nombre de Lázaro Talegón, vecino del barrio de Tagarabuena, cuna de tan insigne marca.

Los «Talegones» comenzaron a llegar a la ciudad de Toro el viernes por la tarde. Fue en el Teleclub de Tagarabuena donde Fernando Talegón Sanz ofreció a sus primos una parrillada gratuita para comenzar con las celebraciones. Aunque los platos fuertes estaban aún por llegar. Como es tradición, en la mañana de ayer los Talegones se concentraron frente a la Iglesia de San Juan Bautista de Tagarabuena para celebrar la eucaristía. Posteriormente, la comitiva se desplazó hasta el Ayuntamiento de Toro, donde fueron recibidos por el alcalde, Jesús Sedano, y los concejales Alejandro González, Angelina Conde y la ex de Cultura, María del Canto Marcos.

Durante el tradicional discurso previo a los actos principales, los «Talegones» quisieron en esta ocasión hablar del cambio. «Cambios que entendemos pero no nos gustan; cambios que ni entendemos, ni nos gustan; y cambios que entendemos, nos gustan, pero no vienen», comenzó la alocución. «Entre los primeros podemos citar la ley antitabaco y otras leyes, como las llamadas a la austeridad», continuó. «En el segundo grupo citamos, por ejemplo, la modificación a la baja de las pensiones, las sombrías perspectivas profesionales de varias generaciones, los cambios que nadie ha pedido en educación y sanidad y tantos otros», prosiguió. «Por último, no vienen los que sí nos gustan y sí entendemos. No se anuncia el cambio hacia una regeneración moral de nuestra sociedad. Por cierto, Beatriz Talegón, miembro de una familia habitualmente presente aquí, hoy también, propugna precisamente eso», explicó, mentando a una de las «primas» más ilustres de la familia.

A la finalización del discurso, la familia se comprometió a continuar celebrando la Talegonada, como símbolo de las cosas que no cambian y que no desean que se haga. Antes de concluir, los Talegones quisieron dejar clara una consigna de cara al futuro: «Prometemos no cambiar».

Tras la recepción en el Ayuntamiento, la comitiva se dividió en dos. Una parte participó en una visita guiada a la Colegiata de Santa María la Mayor de la mano de María del Canto Marcos como guía de excepción. La otra, masculina en su gran mayoría, se trasladó al polideportivo para jugar el tradicional partido de fútbol. Tras ambos eventos, la familia se reunió de nuevo para celebrar la tradicional comida de hermandad en el Hotel Juan II. Una cita que sirvió para poner el broche de oro a esta nueva «Talegonada», en la que no estuvieron todos los que deberían por la situación económica, pero que sirvió nuevamente para reivindicar uno de los apellidos más importantes de la ciudad de Toro y de su cuna, la del siglo XVI, la de Lázaro Talegón: el barrio de Tagarabuena.