Conocen a la perfección los entresijos de sus cofradías y, durante muchos años, han trabajado en la sombra para conseguir que la Semana Santa de Toro ocupe el lugar que merece por su austeridad, belleza y plasticidad. Tras recoger las propuestas de las seis hermandades que procesionan por las calles de la ciudad y de Tagarabuena, la Junta Pro Semana Santa ha decidido este año conceder la distinción de «cofrades de honor» a Teodoro Alonso Calvo, Lucinio Asensio Domínguez, Delfín Martín Hernández y, a título póstumo, a Josefa Gitrama Navarro. El presidente del órgano de cofradías, Ángel García, recordó que desde hace tres años son las propias cofradías las que formulan sus propuestas para conceder estas distinciones. Este año, cada una de las seis hermandades propuso a un candidato, por lo que fue necesario realizar un sorteo para elegir a los cuatros cofrades que el Domingo de Resurrección recibirán la distinción, mientras que los dos restantes serán nombrados «cofrades de honor» el próximo año.

La Asociación de Nuestra Señora de los Dolores propuso a la Junta Pro Semana Santa conceder esta distinción, a título póstumo, a Josefa Gitrama Navarro, que falleció el pasado mes de agosto, pero cuyo trabajo y aportación ha dejado huella en la cofradía. Visiblemente emocionada, una de sus hijas, María García, agradeció la concesión de esta importante distinción porque «a mi madre le hubiera hecho mucha ilusión». Durante muchos años, Gitrama Navarro formó parte de la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y consiguió transmitir su devoción y su espíritu semanasantero a sus hijas e incluso a una biznieta, que también acompaña a la Virgen en la procesión del Viernes de Dolores. Su hija recordó ayer que, cuando la cofradía contaba con un número reducido de asociadas y muchas de avanzada edad, Gitrama ayudó a «levantar» la hermandad y a convencer a mujeres jóvenes para que formaran parte de la asociación. Además, colaboró en otras «tareas» menos gratificantes como cobrar los recibos a las hermanas o «poner dinero» para el tradicional refresco.

Teodoro Alonso Calvo también recibirá el Domingo de Resurrección una placa conmemorativa como «cofrade de honor», después de que fuera propuesto por la cofradía del Santísimo Cristo del Amparo. Alonso Calvo es uno de los miembros más activos de esta hermandad, en la que ha desempeñado durante veinte años el cargo de secretario, aunque también fue presidente de la Junta Pro Semana Santa e incluso, hace pocos años, fue el encargado de pregonar la Pasión toresana. Su elección como «cofrade de honor» ha sido una «sorpresa», aunque es consciente de que su trabajo ha servido para difundir los valores y «singularidades» de la Pasión toresana. «Somos pocos y alguien tiene que participar», reconoció Alonso Calvo. La cofradía de la Vera Cruz de Tagarabuena propuso este año conceder esta distinción a Lucinio Asensio Domínguez quien aseguró que este nombramiento supone «un reconocimiento muy especial». Entró a formar parte de la cofradía de la Vera Cruz hace 22 años, y en 2014 se encargará de organizar la fiesta.

La última distinción será entregada el Domingo de Resurrección a Delfín Martín Hernández, después de que su nombramiento fuera propuesto por la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla por su «trabajo» y por mantener las tradiciones de la hermandad y de la Pasión toresana. Forma parte de esta hermandad desde hace 61 años y fue uno de los cofrades mayores que promovió la reconstrucción de la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina, después del incendio que el 13 de abril de 1957 destruyó el templo, y de que los pasos que consiguieron sobrevivir a las llamas «los tuviéramos en una panera, algo que no podía consentir».