Así llaman en Bélgica a lo sucedido en Cataluña y a la "espantá" de Puigdemont, en medio del estupor generalizado del gobierno y de la prensa de esa monarquía. Porque es curioso que quien apostata de la monarquía española y "del Borbón" haya querido pedir asilo en otra monarquía, la belga, cuyo monarca también se llama Felipe. No sé quién se ha creído que es este tipo. La movida buscaba algo que no ha encontrado, posiblemente el respaldo que nadie le va a dar. El catalán se ha debido creer que es Nelson Mandela, Vaclav Havel o Mahatma Ghandi, tres hombres extraordinarios y ha movido la ficha equivocada. Porque Puchito dista mucho de ser un hombre de Estado.

Es inconcebible que este tipejo, ya no se le puede calificar de otra manera si a lo que hace y dice nos atenemos, se permita decir que no volverá a España mientras no haya garantías de un juicio justo. Es público y notorio que este tipo es un sedicioso, y la sedición está penada en España y en cualquier país del orbe democrático con penas muy severas. Con el agravante de que ha falseado la realidad, ha mentido a todo el que quería escucharle y al final ha puesto pies en polvorosa, muerto de miedo. Los consejeros que también huyeron, han vuelto, por lo menos vienen dispuestos a dar la cara.

El abogado de Puigdemont ha asegurado que el ex president no acudirá este jueves a la Audiencia Nacional. Ni está ni se le espera. Ya se sabe cómo ha obrado y maniobrado en este feo asunto en el que se empecinó, saltándose a la torera la Ley y la Constitución a la que no ha dudado en apelar cuando le ha convenido. Como en democracia, nadie es más que nadie, o así debería ser, si este señor que ha ido de gran líder hasta Bruselas no tiene intención alguna de dar la cara en los Tribunales, la Justicia, el Ejecutivo o a quien corresponda, están en la obligación de emitir una orden de detención internacional. El sedicioso no puede seguir escondiéndose, no puede haber guarida para un delincuente, por muy político que sea el apadrinado por Arturo Mas.

Y si Puigde tiene que ir a prisión, que vaya, que nadie se rasgue las vestiduras. A ver si es cierto que quien la hace la paga de verdad. Y lo que éste tipo ha hecho ha sido muy gordo, muy grave. Ha querido romper Cataluña y por supuesto también España y eso tiene un nombre. Quien tanto ha hablado de golpe de Estado a Cataluña por parte del Estado español, es quien ha perpetrado dos golpes de Estado, uno a Cataluña y el otro a España. Dudar de que en España se respetan los derechos fundamentales, es insultar al país y a todos sus habitantes. En España no se practica la tortura como alegan los independentistas, ni se secuestran las libertades. Eso sólo lo hizo en democracia Eta y aquellos que miraron para otro lado o callaron durante los años del plomo.

Asilar a este tipo en cualquier país de la UE menos problemático que Bélgica, podría abrir puertas muy peligrosas que nadie quiere, a tenor de las manifestaciones de los grandes líderes europeos y también americanos. Cuan lamentable resulta que el circo catalán de Puigdemont, se mantenga abierto a base de mentiras. Ya sabemos que se ha presentado a sí mismo y a su equipo como perseguidos por la Justicia por motivos políticos. Hace falta ser infame.