La encuesta de población activa del segundo trimestre del año no solo ha traído la confirmación del descenso del paro, la creación de empleo - pese a su elevada temporalidad - y la recuperación económica, óptimas noticias todas ellas, sino alguna que otra que aunque pueda pasar más desapercibida es igualmente importante de cara al futuro, como es el caso del descenso significativo del abandono escolar, una de las lacras que siempre, pero siempre, ha lastrado a la enseñanza en España.

Tanto es así que se ha conseguido el mejor dato histórico en este sentido: ahora, solo 18 de cada 100 escolares abandona sus estudios, fuera de los ciclos obligatorios, sin llegar a las fases finales. Porque ha habido tiempos en que esta cifra casi se doblaba. Y aun así, España sigue estando por encima de la media europea, si bien con notables diferencias entre las diversas comunidades autónomas, con Madrid y las regiones del norte como las referencias más destacadas, y con Castilla y León, pese a ocupar lugares preferentes en cuanto a los niveles de educación, según suelen reiterar los informes de PISA, por el centro de la tabla, lo cual debe ser un objetivo que estimule a los responsables de la enseñanza.

El abandono escolar, según ha explicado el Ministerio de Educación, se mide entre estudiantes de 18 a 24 años que como máximo han acabado la educación secundaria obligatoria, la ESO, pero que no han seguido después cursando el bachillerato o en otra instancia la Formación Profesional. Y el abandono registrado es mayor entre los varones, con bastante diferencia respecto a las mujeres. Dejan sus estudios un 21 por ciento de los hombres, mientras ellas solo abandonan los libros en un 14 por ciento. Algo que por lo demás viene a confirmar fehacientemente como la mujer, en general pero de maneras definitiva, muestra ser más perseverante de cara a su futuro escolar y profesional.

Parece que una de las causas que más puede influir en el abandono temprano de la enseñanza es la desmotivación que a partir de ciertas edades puede instalarse en los estudiantes, inmersos en una sociedad en la que a su alrededor es fácil contemplar la carencia de salidas laborales que sufren los jóvenes, destinados luego al paro, al trabajo en condiciones precarias, o al éxodo hacia otras zonas u otros países de mayores oportunidades. Al respecto, el Gobierno ha acordado últimamente solicitar ayuda económica al Fondo Social Europeo con destino a seguir combatiendo el fracaso escolar.

En cualquier caso, desde el Gobierno se atribuyen el mérito del descenso conseguido, que se está manteniendo en los últimos años, concretamente desde que el PP llegara al poder, según avalan los datos que se manejan. Porque la tasa de abandono en el año 2011, desde que Rajoy pasase a ser el inquilino de Moncloa tras los años del nefasto Zapatero era superior al 26 por ciento, lo que significa que en la actualidad se ha conseguido una rebaja de ocho puntos. Ciertamente, los años socialistas, tan abundantes en resentimientos y normas innecesarias al servicio de lobbys y colectivos minoritarios, fueron los que peores resultados ofrecieron, de acuerdo con los informes internacionales, en materia educativa.