Cuca Alonso, la sagaz intérprete de la vida social y cultural de La Nueva España (edición Gijón) ha escrito una novela, La Ruta de los Palomares en la que la ciudad de Benavente adquiere un protagonismo especial. La novela es un alegato en favor de la mujer y su dignidad personal en una sociedad como la española del Siglo XVIII, que desea abrirse a la modernidad teniendo como modelo la ilustración francesa. Cuca Alonso ha elegido como protagonista a Constanza, hija de uno de los grandes de España, Fermín Galíndez, conde de Villanueva de Omaña, por quien que se ha visto repudiada, al quedar embrazada como consecuencia de un apasionado e imposible amor, lo que motivó que su padre la expulsase del hogar. Constanza tendrá que sobrevivir sin otra preparación para la vida que un elemental conocimiento de francés y una afición musical tocando el piano y un poco la guitarra y esperar la llegada de un príncipe azul. Educación convencional de las hijas de la nobleza de aquel tiempo. Lo que nada le servirá para el sostenimiento propio y para poder seguir con el embarazo de su hijo al que no está dispuesto a renunciar. Es recogida en Villafranca del Bierzo por caridad en un convento de Madres Dominicas, que la destinan a la cocina para que ayude a la monja cocinera en las humildes labores. Con habilidad y trabajo llega a progresar en las habilidades culinarias llegando a conseguir una gran habilidad en la preparación de suculentos plantos, uno de los cuales los pinchones en compota la transforman en excelente cocinera.

Se instala en Astorga en donde gracias a su trabajo y constancia, logra con la ayuda del obispo, clérigo de gran bondad amante de la música y de la gastronomía, hacer de un edificio ruinoso un restaurante referente de la buena cocina en la zona, al que acuden nobles y cazadores llegados incluso de la Corte, atraídos por la fama de los pichones en compota. Durante este tiempo Constancia lucha por su dignidad personal y por la promoción de las mujeres que trabajan en su negocio. En Astorga conoce a un gran violinista que ha sido contratado por Obispo para unos conciertos protagonizados por la música de Mozart y Bach. Entre los músicos está Tomás quien se enamora de forma absorbente de Constanza y con la que se pretende casar, venciendo su resistencia inicial. En Astorga, Constanza, se reconcilia con su padre y juntos deciden seguir con el negocio de la gastronomía ampliándolo ante el éxito del suculento plato de los pichones en compota, por lo que tiene que contratar a nuevas mujeres para promocionarlas y darles trabajo. Una inspección de los inquisidores obliga a Constanza a cerrar el negocio fruto de tanto sacrificio y entrega, por el terrible delito de que trabajan mujeres como si por eso fuera un lugar de perdición y de vicio. La medida provocó una crisis de ansiedad en Constanza y todas las mujeres que con ella habían conseguido salvarse de la dominación del varón y ser autónomas. La situación se salva cuando el padre de Constanza le ofrece la oportunidad de que Benavente sea el lugar más conveniente y mejor situado para seguir en el próspero negocio. Allí el padre de Constanza en la Plaza de Santa María, heredó de su madre, el Palacio de Santa María, una mansión fastuosa con una hermosa fachada con todas las dependencias necesarias, incluido un patio con claustro. Para el padre de Constanza aquel palacio podría convertirse en un hostal de gran relieve, para adelantarse a los tiempos que se avecinaban de cambio profundos que por influencia francesa que producirán en España en donde el abandono, la dejadez y la suciedad eran muy frecuenta en hostales, posadas y lugares públicos de comidas. A esto había que añadir que Benavente era por su enclave importante cruce de carreteras. Las vías de Portugal, Galicia, Extremadura, Andalucía todas pasaban por sus calles. Era el centro más importante de la Ruta de la Plata. Además en Benavente había excelentes palomares como en los que se podrían criar abundantes pichones para el plato de más éxito: el pichón en compota. La decisión estaba tomada. La inauguración del nuevo negocio de Constanza, gracias a la sabia orientación de su padre, supuso para Constanza una nueva vida familiar con un matrimonio en el que encontró lo que tanto había deseado, el amor con un gran músico Tomás, quien despertó su interés perdido por la música de Mozart y Bach. Su vida a partir de ahora será un camino de rosas como mujer y como empresaria que encontrará su apoteosis en Salamanca. Allí abrirá uno de los hostales más prestigios de la España del Siglo XVIII, "La Olea" por el que pasarán todos los grandes y afrancesados dramaturgos, poetas, intelectuales y políticos, entre ellos Melchor Gaspar de Jovellanos. Constanza incluso vence a las fuerzas más conservadoras que ven en la promoción pública de la mujer con la cultura y el trabajo, una tentación para el hombre. Una puesta por la feminidad alejada del feminismo radical basado en la ideología de género. Constanza vence invitando a los clérigos llegan con intenciones aviesas de cerrarla floreciente negocio, mientras el Inquisidor General, y su gran protector el obispo de Astorga José Manuel Merino Lumbreras, reconocen le gran mérito de Constanza en la promoción cultural y laboral de la mujer. Cuca Alonso con La Ruta de los palomares, entretiene, agrada y educa. Es decir, enseña deleitando como prescribían los clásicos.