Por tierra, mar y aire sigue el acoso y el bombardeo mediático y político contra el PSOE y su líder, Pedro Sánchez, sobre todo, y muy sañudamente contra el candidato socialista, que una vez que hubo mordido Rajoy el polvo de la derrota en la investidura tuvo la osadía de sugerir que podría haber un Gobierno alternativo si conseguía llegar a aunar voluntades entre Podemos y Ciudadanos, un enunciado imposible, porque el autentico poder, el oscuro poder en la sombra, el económico y financiero, ni acepta ni aceptará. Urge que España tenga quien la gobierne, dicen, pero siempre que sea Rajoy.

Está rodeado Sánchez pero todavía sigue coleando, contra el deseo igualmente de la vieja guardia del PSOE, esa que disfruta de cargos, o que disfrutó de ellos en su día y se acoge ahora a la comodidad de los consejos de administración en empresas públicas o privadas, o en esos vergonzantes organismos duplicados en cada autonomía, caso de los consejos consultivos, defensores del pueblo y mamandurrias varias de las cuales siguen chupando como parásitos aquellos que han hecho de la política no un servicio puntual a la sociedad sino una forma de vivir. Y vivir bien, claro, como dios, como muchos de ellos, la mayoría, jamás habrían podido ni soñar. Tampoco le va a ayudar al PSOE, sino todo lo contrario, la vuelta a la actualidad de los grandes escándalos de corrupción protagonizados en su eterna Andalucía, con la Fiscalía pidiendo cárcel para Griñán e inhabilitación para Chaves, por los ERE.

Ahora, en el PSOE advierten muy serios que no podrá haber un Ejecutivo alternativo por cuanto ellos nunca pactarían con partidos independentistas, nacionalistas o sea, pues da la casualidad de que casi todos los nacionalistas son independentistas. Es un aviso de los barones socialistas, esos que disfrutan o disfrutaron de presidencias autonómicas, y que se creen los amos del partido con sus criticas y rechazos al secretario general, elegido democráticamente, y sus presiones para que deje gobernar al PP, que tal vez es lo último que les quede por ver a los votantes de un Sánchez que ve cómo se le cierran sus puentes pero sigue en contacto con Podemos. El pretendido mensaje ejemplarizante no servirá de nada, porque ahí está el PP pragmático, pendiente de las elecciones vascas para ver si el PNV necesita tras el día 25 apoyo para poder gobernar, lo que haría factible un entendimiento que asentase en el poder a unos y otros. Y los del PNV basan su campaña electoral en la independencia y en el referéndum sobre la secesión.

La gente, mientras, continúa a la espera y pasa ya de todo este rollo nauseabundo, con Barberá negándose a dejar su escaño en el Senado por el que cobrará más de 7.000 euros al mes, con dos expresidentes andaluces del PSOE para los que se piden duras penas, con los próximos juicios de Bárcenas y Gürtell, dos de los grandes escándalos de corrupción del PP, y con el partido imputado por posible financiación ilegal. El verano se acaba, el paro volverá a aumentar, pero Rajoy sigue y seguirá. Los parlamentarios continúan cobrando sus grandes sueldos por no hacer nada y más de 100.000 personas a través de Internet piden, con justa lógica, que se supriman sus retribuciones mientras no haya Gobierno.