Tras un buen número de semanas sin presencia mediática, la reaparición política de Pablo Iglesias ha sido muy de su gusto: rodeado de cámaras y micrófonos. A este le gusta más la foto que a un niño comer con los dedos. El líder de Podemos vuelve a la primera plana para mantener vivo el discurso ya por todos conocido de "un Gobierno progresista en España", es decir, más de lo mismo, más de lo de siempre. Este chico se repite como las sardinas. No deja de ser curioso que tanto Iglesias como Sánchez clamen por el fracaso en la investidura de Mariano Rajoy, para iniciar el asalto al poder.

Y lo que servidora viene sosteniendo con insistencia, Iglesias se ha encargado de confirmarlo: "los dos -Sánchez e Iglesias- estamos de acuerdo en seguir dialogando y que un Gobierno progresista es lo que necesita España". También lo dijeron de Grecia y de Alexis Tsipras y ha hundido a los pobres griegos en la miseria, además de no resolver nada. A esta gente se le llena la boca de "gobierno de progreso" sin que haya una base sólida que lo sustente. A Europa no se puede ir solo con palabras, con ínfulas y con deseos. A Europa hay que ir con programas serios, con realidades y con gobiernos responsables y preparados para todo lo que se anuncia que puede llegar a pasar.

Sánchez va a disfrutar con el fracaso de Rajoy. Lo quiere ver fuera de la vida política española a toda costa. Y como dije hace unos días, es capaz de pactar con el diablo tenga este coleta o un pasado terrorista con tal de llegar a su meta, la única a la que aspira: La Moncloa. Lo cierto es que Sánchez ha desmentido a Iglesias, pero tanta conversación da que pensar. No se entiende bien que quien ha llevado al Partido Socialista Obrero Español a sus notas más bajas, a los peores números de su historia, mantenga esa actitud altanera y soberbia con la que Sánchez no hace precisamente amigos.

No se puede decir que hay que huir de unas terceras elecciones y sin embargo propiciarlas. Y es que, encima, si estamos abocados a esa nueva cita electoral, las votaciones se producirían el 25 de diciembre, "fun, fun, fun". O sea, el día de Navidad, en plena ingesta del turrón y esos melindres con que nos llenamos el estómago en navidades. Total para que Melchor, Gaspar y Baltasar, a renglón seguido, nos traigan más de lo mismo, Subida del PP, estancamiento o bajada del PSOE, caída en picado de Podemos y Ciudadanos manteniendo el tipo, kilo arriba kilo abajo.

Solo que los españoles no queremos que el turrón se nos atragante, queremos Gobierno ya y luego, que se lo curren, que para eso les pagan lo que les pagan y no solo en el presente, es decir, en pleno ejercicio, sino en el futuro, cuando dejan de ser pero no de percibir buenos emolumentos gracias a su paso por el Gobierno, por el Congreso y por el Senado. Esas son las cosas que Rajoy y Rivera también deben, no discutir, sino suprimir directamente. Y de paso, retirar las canonjías económicas que tienen los que ya están en la historia. Los González, Aznar, Zapatero y demás. Que se lo ganen con su propio sudor, no con el de la frente de los demás. Porque, mientras a los demás no nos cunde ellos se hacen ricos.

Y, entre tanto, erre que erre, Iglesias intentando que España tenga un "gobierno de progreso". ¿De pro? qué?