Igual que siempre hay un sitio para cada cosa con el fin de que cada cosa esté en su sitio, siempre hay un "día mundial" para cualquier cosa con el fin de que cualquier cosa tenga su día mundial y así no haya nada sobre la faz de la tierra que pase desapercibido. Yo creo que hay "overbooking" en esto de etiquetar los días. Me temo que no hay uno solo libre para endosarle la última ocurrencia que haya tenido no sé quién para bautizar el día que se tercie. He estado buscando en un calendario hecho exprofeso para estas y otras fruslerías y no he visto un solo día libre.

Me parece de perlas que las enfermedades tengan su correspondiente día. Es una forma de no olvidar que existen, que afectan a determinado número de personas y que hay que tenerlas en cuenta y reivindicar toda la ayuda que necesitan los enfermos de esto o de aquello para sobrellevar mejor su enfermedad: de la esclerosis múltiple, de la fibromialgia, del cáncer, del infarto, del alzhéimer, de las enfermedades raras, del glaucoma, de la hipertensión, del párkinson, de la lucha contra el sida, del asma, del celiaco, de la epilepsia, de la hepatitis? En fin, de enero a diciembre hay una serie de días que ya están comprometidos. El que menos etiquetas tiene es enero, posiblemente porque con la resaca de la Navidad, la cosa no está para más conmemoraciones.

Pero es que además de estas y de otras muchas enfermedades que me dejo en el tintero, hay días para las cosas más importantes y también para las más peregrinas y absurdas. Desde el Día Mundial sin Compras a el Día de la Toalla, pasando por el de la pereza, el orgasmo femenino, el del amigo con derecho a roce (19 de julio), el de la marmota (2 de febrero), el de las zapatillas de distinto color, el del agradecimiento al papel de burbujas, el de la pelea de almohadas, el del ovni. Es lo que tiene tanta celebración, tanta etiqueta que algunos se lo han tomado a broma y han conseguido fuerza suficiente para que las cosas más absurdas tengan reservado día en el calendario. Hombre, yo me quedo con los días que tienen un alto componente de lucha y reclamo, sobre todo por parte de los afectados.

Ayer mismo, sin ir más lejos, como cada 15 de agosto, los que estaban enterados del asunto, celebraron el Día Mundial de la Relajación, practicando el dolce far niente, dándose masajes, pescando, durmiendo, disfrutando del ocio, en fin, relajados, si es que las preocupaciones diarias lo permiten. Porque las preocupaciones no saben de fiestas ni de "días de?" digo yo que los más relajados habrán sido los que estuvieran de vacaciones, porque a todos aquellos que, a pesar de ser festivo nacional, les haya tocado trabajar, de relajación, nada de nada. A los autodidactas no les hará mucha gracia que les digan aquello que tienen que hacer cada día. Uno hace lo que puede y lo que debe, no sé si a partes iguales. Lo cierto es que el Día Mundial de la Relajación tuvo ayer su huequecito en algún que otro telediario y, lógicamente, en las bien nutridas páginas de la prensa.