No, no puede ser que se abandone a su suerte la sede de Capitonis Durii. No, no hay derecho a que se consienta lo que se está consintiendo por parte del Ayuntamiento. Que se caiga a trocitos, que entre el tejado y la techumbre acumule fauna de las más repelentes especies, No, no se puede consentir que las ilustres figuras de El Cid, Arias Gonzalo, Doña Urraca y Bellido Dolfos, que en breve recibirán al Rey Sancho, se pasen todo el santo día con el chubasquero puesto si no quieren perecer ahogados por estos ríos de agua que no van a parar a la mar, sino que se quedan en el suelo formando unos charcos que empiezan a parecer lagunas, en los tejados que corren serio peligro y, cómo no, sobre la sede de Capitonis.

El trabajo realizado hasta la fecha por esta asociación cuyos montajes encajan perfectamente con la historia de Zamora, porque sus personajes son la historia misma de nuestra ciudad, ha sido y es impecable. Con el paso de los años se han convertido en dinamizadores de la vida cultural de esta ciudad tan necesitada de empujones que no solo partan de las instituciones, también de la sociedad civil. Y lo han sabido hacer en invierno y en verano, en primavera y en otoño, en las fiestas profanas y en las religiosas, con montajes dignos de encomio. Y, cuántas veces, de modo solidario, con un altruismo difícil de encontrar en otras semejantes.

Por eso se entiende menos el abandono, la indiferencia, la falta de sensibilidad que se aplica a una asociación puntera por parte del área correspondiente del Excelentísimo Ayuntamiento. No quiero pensar, porque no soy mal pensada, en motivos personales, de gustos, para gustos se hicieron los colores, en un sectarismo impropio que no encaja con quienes han llegado dispuestos a arrimar el hombro, a hacerlo bien o por lo menos eso nos han dicho, con todos, sin distinciones ideológicas, religiosas y de clase.

Tengo a esta asociación grabada en el corazón. Y cada vez que llueve, ya estamos viendo de qué es capaz la lluvia, estoy que no vivo. Con lo que han trabajado, con lo que han luchado, con lo que han invertido en su patrimonio, no se puede consentir que se pierda por un quítame allá vaya usted a saber. No quiero entrar en honduras, que bien podría, pero me reservo. Si la estructura de la sede de Capitonis se cae, ¡ojalá que no haya nadie dentro!, o los gigantes y cabezudos que encajan plenamente con las fiestas de Zamora se echan a perder, el índice acusador solo podrá apuntar hacia una misma dirección: la Casa de las Panaderas.

Se dice, rumorea y comenta que en el Ayuntamiento que preside el señor Guarido hay una lista negra de personas y asociaciones con las que no se va a contar, ni de coña, en esta legislatura. Si es así me parece impropio de gente progresista y moderna ceñirse a viejos clichés que han caído en desuso.