A cualquiera que sea un poco goloso. La culpa está en el azúcar. Y si contuvieran azúcar solo los dulces, pero es que son muchas las variedades de esta dulce sustancia que pertenecen al grupo alimenticio de los hidratos de carbono y muchos los alimentos que contienen esta sustancia perversa donde las haya. Bebidas azucaradas, bollería industrial, caramelos, pasteles son los más evidentes. Pero a cualquiera no muy ducho en la materia le sorprendería saber la cantidad de comidas con altas cantidades de azúcar que se pueden comprar en cualquier supermercado.

Los adictos y adeptos al kétchup, las salsas para barbacoa, para ensaladas, los yogures de sabores, los cereales deben saber que consumen azúcar a punta pala. Y es que es, precisamente, el consumo en exceso de estos alimentos una de las principales causas del aumento de la obesidad en muchos países. Estados Unidos se lleva la palma. Pero en España tampoco nos dejamos pisar en ese sentido. Los "chupiteles" que se dan sin ton ni son a los niños y ciertas comidas por las que beben los vientos, los hacen mollares convirtiéndolos en reos del exceso de peso.

Muchos famosos y personalidades de todos los ámbitos, como la "first lady" estadounidense, Michelle Obama, han iniciado verdaderas cruzadas contra estos alimentos que tienen exceso de azúcares. Un conocido chef británico, tras una dura batalla contra este tipo de alimentos, logró que el Parlamento británico aprobase un impuesto con el que gravar las bebidas azucaradas para combatir la obesidad. Sería conveniente que cuando España vuelva por su fueros y las cosas a funcionar como corresponde, el parlamento también se ocupara y preocupara por estas cuestiones que afectan sobre todo a los más pequeños. Y ellos son el futuro.

Dicen los expertos que el azúcar genera adicción. Están convencidos de ello porque las zonas del cerebro que responden ante la ingesta de ciertos alimentos azucarados son las mismas que lo hacen ante el consumo de drogas. El azúcar, a la larga, puede dar también serios disgustos que no pasan sólo por la obesidad. Predicar se predica bien pero, a ver, ¿quién se abstiene? Servidora, amiga de tisanas de todo tipo las adereza convenientemente con dos sobrecitos de azúcar. Me han dicho son una barbaridad. Eso sí, me he quitado de cuajo las bebidas azucaradas. Y, ciertos alimentos, los que más azúcar contienen, ni de coña entran en mi dieta. Pero todo lo estropeo con los dichosos azucarillos de las tisanas.

Lo peor de esta historia azucarada es que la adicción al azúcar puede provocar enfermedades como la bulimia y la obesidad, amén de aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares mortales.