No voy a entrar en la cuestión que, teóricamente, dicen que ha llevado al ayuntamiento de Pontevedra a declarar persona non grata a Mariano Rajoy Brey. Y no voy a entrar en lo de la Empresa Nacional de Celulosa (Ence), diana obligatoria para los ecologistas, porque lo que a estos enfada por los daños, se ven y se huelen, que causa la planta, a otros agrada, como los sindicatos Comisiones Obreras y UGT, porque la existencia de la fábrica genera más de cinco mil empleos y una innegable función dinamizadora de la actividad industrial en la provincia. Me apuntaba yo a que Zamora tuviera una de estas fábricas que diera trabajo a más de cinco mil zamoranos y que permitiera respirar hondo a los que ahora se ven ahogados por la falta de recursos. Es verdad que la planta papelera funciona al pie de la ría de Pontevedra. Es verdad que el Gobierno ha ampliado su concesión 60 años pese a que la fecha límite era 2018. Reconociendo lo que reconozco y diciendo lo que digo, lo que no es de recibo es la salida por la tangente que han tenido Marea de Pontevedra, filial de Podemos, IU, el BNG, y el siempre ambiguo Psoe que azuza por lo bajini ciertas conductas de las que luego se desmarca si vienen mal dadas. Como todo el mundo sabe, esa salida no ha sido otra que la de declarar "persona non grata" a Mariano Rajoy Brey. Precisamente en su Pontevedra del alma.

Mi modesto entender me dice que se han pasado veinte rías de golpe. Si les quitan la fábrica mal, porque más de cinco mil puestos de trabajo se van cual nave al garete. Si la dejan, peor, porque se mantienen los olores. A veces hay que elegir. Es mejor que más de cinco mil personas puedan seguir ganándose el pan con el sudor de su frente, que no incluirlas en la lista de ese paro oneroso que nos pasamos todo el santo día criticando porque es inasumible. Hay zonas de Zamora que en determinadas época huelen que apestan. Ignoro si el olor procede de las cloacas o de vaya usted a saber y no tenemos una empresa que permita a cinco mil zamoranos salir del atolladero. Así nos va, claro. Perdiendo población y envejeciendo por causas naturales o por aburrimiento.

¿Qué gana el Ayuntamiento de Pontevedra declarando persona non grata a un pontevedrés que vivió quince años en la ciudad, a la que vuelve siempre que puede y a la que quiere, y dividiendo la ciudad como quedó demostrado el día del oprobioso pleno? Unos minutos de supuesta gloria en los medios de comunicación, que han sido efímeros. Porque en buena parte de los españoles con sentido común han dejado un regusto amargo. No es que algunos pretendan cambiar España para bien, es que la están jodiendo, pegándole patadas en el culo, en este caso, de Mariano Rajoy o del que pillan por medio, con la condición sine qua non de que tiene que ser militante del PP.

Esto huele que apesta a sectarismo.