"La lluvia roja cayó durante el otoño de 2014 y el invierno y la primavera de 2015".

Con esta y otras frases que iremos desvelando se recogía en este diario el fenómeno iniciado en otoño de 2014 y mantenido hasta la primavera del año siguiente, cuando la lluvia roja empapó el corazón de los zamoranos y zamoranas y llegó por primera vez hasta el bastón de mando del Ayuntamiento de la capital.

"Se trata del primer hallazgo en Zamora y uno de los pocos registrados en el noroeste peninsular (solo se conocen otros dos en Portugal y Asturias)".

En Zamora fue una sorpresa porque siempre ha parecido una ciudad conservadora en lo social y político. Más explicable es este fenómeno en la Comunidad que vivió la Revolución de Asturias de mineros y obreros poco antes de proclamarse la Segunda República, y en la vecina Portugal de la Revolución de los Claveles y Grândola Vila Morena. Ya se sabe que en abril, aguas rojas mil.

"Ver el agua rojiza llevó a un vecino a preguntarse qué estaba ocurriendo. Colocó recipientes para recoger la lluvia desde octubre de 2014 a abril de 2015".

Aunque parecía que todo era igual que otros años, y que habría que aguantar el chaparrón electoral de siempre porque algunos eran los dueños hasta del sol y la lluvia, los vecinos de los pueblos que acostumbran a mirar al cielo se daban cuenta de que se teñía de rojo amanecer, alumbrando ya el día que vendrá. El pueblo unido...

"La primera plaga bíblica que tiñó el Nilo de rojo o el hallazgo de una pila bautismal con agua sanguinolenta a las puertas de una ermita de los Alpes suizos".

Los que se creían dueños del aire, el sol y el agua, empezaron a inquietarse y a atemorizar a los zamoranos ante un fenómeno que podía compararse con las terribles plagas que liberaron al pueblo elegido del yugo del faraón. "Nos quieren quitar el sillón", dijeron. "A río revuelto, ganancia de Guarido", alertaron.

"No se descarta que este organismo pueda seguir apareciendo en el futuro, por lo que creemos que es posible que pueda aparecer en muchos otros lugares de Zamora".

Esto es lo que concluyeron quienes se dedicaron al estudio del fenómeno acaecido en Zamora en mayo de 2015. Como nadie había previsto la lluvia roja que cayó en el mes de mayo, todas las posibilidades quedaban abiertas. La ciudad se tiñó de verde esperanza. Y la que se creía dueña del sillón de la Alcaldía tiñó su discurso de rojo de ira frente al rojo de revolución y corazón.

"El trabajo concluye que el aspecto rojizo de la lluvia se debía a una microalga no tóxica que, transportada por los vientos del oeste, terminaba pigmentando el agua de las precipitaciones".

Grandes no somos, desde luego. Incluso el presidente del PP en Zamora y vicepresidente en Madrid nos ha llamado recientemente el partido de la mesa camilla. Pero el viento que soplaba era del oeste, desde la izquierda del mapa político.

"Haematococcus pluvialis, es el nombre de esta alga unicelular que produce un ketocarotenoide".

En ello andamos ahora, en ver si cambiamos el sencillo nombre de izquierda unida por otro de más relumbrón y confluencia, llegando hasta el latín para nombrar a lo que estuvo claro para el pueblo con el simple y denostado color que la Dictadura transformó en insulto: ¡rojos!

"Un ketocarotenoide conocido y utilizado por empresas para absorber en sus fábricas las emisiones de CO2 y volcarlas luego en piscifactorías de truchas. Los salmónidos terminan absorbiendo el pigmento que da luego el color asalmonado a su carne".

Eso sí que puede parecer peligroso. Que se absorba desde el aire y el agua y pigmente hasta la carne. Sin embargo, la carne y la sangre siempre fueron, más que asalmonadas, rojas.

Sucedió en el mes de mayo cuando hace la calor. Luego vino un periodo de sequía... pero la lluvia fue roja en 2015.