Ayer fue san Raúl, y tal que hoy, último día del año, le toca presidir la jornada a san Silvestre, un santo que da nombre a una prueba deportiva ineludible y un conocido refrán: "El que a san Silvestre va y allí duerme, en un año va y en otro vuelve". Lo importante es ir y volver, cosa que no se puede decir cuando uno se aventura en la selva de asfalto en fiestas y puentes con muchos kilómetros de carretera por medio. Demasiados accidentes, demasiadas víctimas. La muerte no duerme ni en Nochebuena ni en Nochevieja, qué sabe ella de nuestras pasiones, nuestros gustos, nuestras ganas de vivir.

Pero, venga, que hay que despedir 2015 con alegría, para así poder recibir con optimismo, con esperanza, con buen humor, tan necesario siempre, el año 2016. Un año cargado de incógnitas, sobre todo en el plano político, pero también en el personal, en el de cada hijo de vecino. Este año, no por tener la niña bonita en la terminación, el 15, ha tenido premio o ha sido mejor que otros años. Se nos han ido muchos zamoranos, demasiados, la enfermedad se ha cebado en demasiados seres queridos.

También es cierto que, aunque no los suficientes para aliviar al censo de su estrechez, también han venido al mundo muchos nuevos zamoranicos. Algunos, con el pan del trabajo de sus padres bajo el brazo. Otros, por el contrario, con el agobio de no saber si para ellos habrá futuro, porque el trabajo escasea, ¡y de qué forma!, en Zamora. Seguimos sin las grandes industrias que nos sacarían del marasmo ya que nuestra amada y nunca bien ponderada clase política no sabe cómo hacerlo. Ellos se lo guisan, ellos se lo comen. Cada cuatro años revalidan y cuando ya han sacado para su jubilosa jubilación, se van a sus cuarteles de invierno, que no son para nada iguales o parecidos a los cuarteles de invierno de los demás.

Si de verdad quisieran a esta tierra a la que dicen apoyar y cuya causa prometen defender en ambas Cámaras (bla bla bla bla), aprovecharían y se traerían para nuestros polígonos unas cuantas industrias de esas que no terminan de encontrar ubicación, y alguna que otra de las que abandonan la Ciudad Condal porque aquello promete convertirse en una especie de ciudad sin ley, como Dallas en aquellos tiempo. Pero qué cabe esperar de una gente que ha demostrado sobradamente, en cuántos casos, que van a las Cámaras a hacer bulto. Ya haremos balance y pondremos a más de uno colorado. Claro que lo que nosotros digamos, a ellos se la refanfinfla.

No era de esto de lo que quería hablar. Hoy, solo quería desear sobre todo salud, y luego todo lo demás, a los lectores del periódico, a todos sin excepción. Recordarles que al no trabajar hoy, mañana no hay periódico, pero que el día 1 volveremos por nuestros fueros, para que el día 2 puedan tener cumplida información de todo lo que haya acontecido y acontezca en Zamora.