Hay mañanas en que me levanto con la duda de saber a ciencia cierta si existo o no. Esta semana me ha ocurrido todos los días. Me despierto, me invade la incertidumbre y comienzo a tocarme aquí y allá hasta notar que sí, que sigo en este valle de lágrimas. Para confirmarlo del todo, me miro en el primer espejo que encuentro y siento un alivio indescriptible. Ahí estoy yo, aunque sea con mi barba ya blanca, mis entradas, mi incipiente papada, mi barriguita y unos ojillos pitañosos que revelan a las claras que acabo de dejar los brazos de Morfeo. Bueno, pues nada, existo.

El siguiente paso es poner la radio mientras me preparo el desayuno. Nada más escuchar al informador, me vuelven a asaltar las dudas, que se apoderan de mi interior antes de que le dé el primer muerdo a la manzana. Dejo el transistor enchufado y enciendo la tele. Ídem del lienzo. Corro al ordenador, abro páginas, busco las ediciones digitales de los periódicos y más de lo mismo. O estamos rodeados o yo, y muchos más, hemos desaparecido y nadie por ahí fuera se ha enterado todavía. Vuelvo a comprobar si continúo vivo y me cercioro de que sí. Por tanto, estamos rodeados, es decir que sí existimos, pero como si no.

¿Y quién o quienes nos tienen rodeados y hacen que parezca que no existimos? Seguro que ya lo han adivinado. ¡¡¡Premio a la señora, premio al caballero!!! Sí, hombre, sí: Cataluña; o la cuestión catalana; o el proceso (pronúnciese 'prosés'); o la resolución independentista que se votará mañana; o la desconexión de España; o la investidura de Mas; o los mil avatares de Junts pel Sí al 3% y las CUP, que medio dirige un tal Dani Fernández, que procede de la comarca de Benavente; o los recursos de Ciudadanos (Floriano, el pobre, ya no dice 'Ciutatans' como antaño), PSC, que, por fin, parece haber entendido de qué va la copla, y PP, que del silencio ha pasado a la búsqueda desesperada de socios; o la irritante ambigüedad de los Podemos catalanes, que uno ya no sabe ni lo que apoyan, ni lo que proponen, ni siquiera quienes y cuántos son; o el ataque de "reunionitis" que le ha dado a Rajoy para buscar aliados contra los separatistas después de cuatro años sin reunirse más que consigo mismo y con las páginas del "Marca", o?.

Todos estos asuntos, que vienen a ser, como la Santísima Trinidad, varias personas distintas y un solo Dios verdadero, nos invaden mañana, tarde y noche sin solución de continuidad, sin dar tiempo a defendernos, sin que podamos armarnos anímicamente y hacerles frente, aunque sea con el humilde argumento de que en España, en esta sociedad, en este mundo, ocurren más cosas, hay más problemas. No lo parece. Desde hace meses, Cataluña lo acapara todo, lo protagoniza todo, lo envuelve todo; marca las actuaciones y hojas de ruta de Gobierno y oposición, de los partidos clásicos y de los emergentes, de la Economía y hasta del fútbol, con el Camp Nou lleno de esteladas y los seguidores del Barça que no saben si tendrán que trasladarse obligatoriamente a Barcelona para ver a los azulgranas o también podrán hacerlo en Santander o Zamora.

Que levante el dedo quien no haya tenido estos días (y ya llevamos unos cuantos) la dolorosa y decepcionante sensación de que los demás pintamos poco, de que nuestras deficiencias, inquietudes y aspiraciones están a la cola, que tienen que esperar; en definitiva, de que somos eso, los demás. También estamos tristemente convencidos de que la situación no es temporal. ¿Cuántos meses hace que lo catalán domina, manda y dirige el resto de los temas? Muchas noticias tienen una vida efímera: saltan, se conocen, se desarrollan, se comentan y mueren. A los dos o tres días ya nadie se acuerda de ellas. Han sido sustituidas por otras llamadas a correr la misma suerte. Con lo de Cataluña pasa lo contrario. Ya sea por las peticiones de financiación de Mas, por sus acusaciones de robo y demás lindezas, por el falso referéndum, por las elecciones, por sus resultados, por las negociaciones de pactos, por la propuesta de resolución sobre la independencia, por los avatares del Tribunal Constitucional, sea por lo que sea (y si no se lo inventan) siempre la cuestión catalana está en el centro del debate nacional como si no existieran el paro, la desindustrialización, la despoblación, el descenso de la calidad sanitaria, los recortes?

Y así seguiremos hasta Dios sabe cuándo. Dicen que hasta las Elecciones Generales del 20D. Ya verán cómo no. Salga el Gobierno que salga, lo de Cataluña monopolizará la vida española. Así que pálpense todos los amaneceres, comprueben que existen e intenten sobrevivir sin perder la moral. Y si flaquean, llámense ustedes mismos Jordi, Oriol, Joan o Gerard y verán cómo se sienten más importantes. Y quizás les hagan caso.