Las llamadas a la unidad institucional y de los agentes económicos con el desarrollo provincial como telón de fondo, se han repetido a lo largo de décadas sin que se llegara, hasta ahora, a ningún acuerdo con resultados palpables, más allá de algún titular de prensa antes de que cada uno de los integrantes de las sucesivas plataformas campara por sus fueros, hasta la próxima llamada de conciencia. Mientras tanto, la actividad económica en la provincia ha ido a menos, las empresas más señeras han sido duramente castigadas por la crisis y el mercado laboral zamorano acentuaba las evidentes señales de fatiga: crecimiento del paro, empleo condicionado por una fuerte estacionalidad y, como consecuencia, emigración de la población activa.

Nada como el feroz individualismo que ha caracterizado hasta ahora a la sociedad zamorana, reflejo quizá del que se palpa también en otras provincias castellanoleonesas que padecen males similares, y que ha dañado tanto las posibilidades y los potenciales de la provincia. Sin embargo, existen ejemplos de lo que se consigue cuando se vencen atavismos y se actúa hombro con hombro: la determinada apuesta por la creación de la DO Queso Zamorano pudo con las reticencias del resto de la autonomía y así, Zamora encabeza la producción de leche de oveja, de cría de lechazo y lidera la producción de algunos de los mejores quesos españoles. Otro tanto puede decirse de las distintas denominaciones de origen de Toro a Tierra del Vino o Arribes. Con problemas en algunos casos, cierto, pero también con resultados palpables para la rica industria agroalimentaria que la provincia tiene el deber de explotar como merece.

La enésima llamada a esa pretendida unidad, más allá de un sector o agente concreto, llega desde el mundo financiero, desde una entidad, Caja Rural, que conoce a la perfección la quebradiza situación económica de la provincia y la necesidad de operar un giro en un plazo inmediato, aprovechando los réditos que puedan obtenerse de las infraestructuras viarias que están en marcha: autovías y AVE. Lo hizo su director general en la celebración anual que reúne a representantes políticos, sociales y económicos de la provincia en uno de los actos más señalados de los últimos años con la asistencia de más de mil invitados.

La propuesta de un consorcio público o privado, o lo que viene a ser lo mismo, la mención directa a la necesidad imperiosa de un acuerdo, no tardó en verse respaldada y aumentada en días sucesivos. Los empresarios vinculados a la patronal CEOE y a la Cámara de Comercio volvían a poner la cuestión sobre la mesa este pasado jueves al reunirse en el Ayuntamiento de la capital para abordar las posibles actuaciones a llevar a cabo ante la llegada del AVE.

Escarmentados por anteriores experiencias, esta vez todos coinciden en que el trabajo de ese futuro órgano de encuentro, llámese consorcio o de cualquier otra forma, debe ser efectivo y real. Nada de estudios ni de informes previos. Si algo sobra en Zamora son estudios sobre situaciones harto conocidas y prospecciones hacia ningún sitio. Muchos de esos sesudos estudios acumulan polvo en alguna de las instituciones que los sufragaron en su día con dinero de todos los zamoranos. Todavía está reciente el último documento firmado por empresarios y entidades financieras que pasó sin pena ni gloria para los representantes institucionales.

He ahí el quid de la cuestión, el reto de si quienes gobiernan las distintas instituciones zamoranas serán capaces de superar intereses partidistas con unas elecciones generales a la vuelta de la esquina. Si podrán anteponer los intereses de la provincia a los recelos ideológicos y personales ahora que el panorama político salido de las urnas en mayo ha deparado una situación alejada del monocolor dominante de las mayorías absolutas.

Lo evidente es que Zamora necesita despertar con urgencia, que no puede permitirse el lujo de ver cerrar empresas, que sigamos funcionando con una industria agroalimentaria lastrada por los problemas que afectan a los productores y que estos no cuenten con suficiente respaldo y asesoramiento como para dar un paso hacia adelante en la obtención del valor añadido que hoy se queda en otras provincias que elaboran las materias primas que salen de aquí. Son necesarias políticas coordinadas para dar a conocer la riqueza patrimonial, gastronómica y medio ambiental que coloque donde merece a la provincia en el sector turístico.

Tenemos ejemplos de sobra de lo que el empresariado zamorano es capaz de llevar a cabo cuando cuenta con las premisas adecuadas, venciendo todo tipo de dificultades, pero las oportunidades se agotan y los padrones de población siguen avisando de la gravedad de la situación. Ningún zamorano debería pensar que el futuro de sus hijos se asegura solo más allá de las fronteras provinciales ni contemplar con impotencia cómo toda una provincia queda condenada al subsidio y al olvido.