Comentaban dos señoras de cierta edad, entre atribuladas y conmiserativas, el problemón que tiene encima España con la ausencia de nacimientos. "Si es que no nacen apenas criaturas", le decía la una a la otra. "Hija, como que las parejas no están por la labor. A este paso tendrán que repoblar España". Hombre, no creo yo que la cosa sea para tanto, aunque a veces y con cierta ironía, servidora también lo ha dicho y comentado hasta la saciedad. Creo que con el afán de animar al personal y darle un empujoncito al censo.

Tanto como que no nacen niños, pues no, no se puede ser tan categórico. Nacen, unas veces a cuenta gotas y otras el asuntico de la nacencia va un poco más aviado. Últimamente en Zamora se ve mucho cochecito. Y, sobre todo, se ven muchos cochecitos y sillitas de gemelos y mellizos. Si no puede ser de uno en uno, que sean de dos en dos. No me atrevo, en una especie de más difícil todavía, a pedir lo que hace de perlas Gasol, es decir, triples, niños venidos al mundo de tres en tres. Habrá quien diga, con razón, que los traiga yo, solo que a servidora ya se le pasó ese arroz en concreto.

Los fallecimientos doblaron a los nacimientos en 2012. Pero es que la cosa se va recuperando lentamente. La escala es ascendente en la actualidad. Hay quien dice que esto corre parejo con la recuperación económica que algunos ven inexistente en las zonas de abajo, es decir, en la microeconomía. Servidora tiene unos amigos, Beatriz Martín Cambre, conocida empresaria zamorana, y su marido Miguel Fernández Hernández, que han ido a por el niño como locos. Y ha nacido Miguel Fernández Martín, que vino al mundo el 20 de agosto, pero dos kilos ochocientos gramos y es precioso. Miguel bebé es, por lo menos, la cuarta o la quinta generación de migueles de la familia. Es un niño sano y hermoso que, gracias al empeño de sus felices papás ha hecho su pequeña historia en el censo de Zamora, al parecer tan maltrecho.

Recuerdo que, en su día, tuve la oportunidad de felicitar a los papis el día de su enlace matrimonial en esta columna, por lo que me hace mucha ilusión dar la bienvenida a Miguel, aunque lo haga con un pelín de retraso, cuando la criaturita ha cumplido ya su primer mes de vida. Es hermoso eso de ser y sentirse padres. Es hermoso querer y poder hacer juntos una vida y darle vida. Y es bueno, muy bueno que haya ayudas a la natalidad, y que sean ayudas generosas. Y que las instituciones se vuelquen. Y que no haya distingos. Y que, aunque muchos niños no vengan al mundo con un pan debajo del brazo, por lo menos lo hagan con un bollito.

Que no, que no es la incorporación de la mujer al mercado laboral lo que ha hecho descender la natalidad. Son los impedimentos que se les ponen en muchas empresas y los número que hay que hacer ante una maternidad responsable, y que no cuadran, porque en torno al bebé hay formado un negocio muy importante que redunda en perjuicio del bolsillo de los padres.