El cotidiano acto de comer puede llegar a convertirse en toda una experiencia inolvidable cuando se convierte en el objetivo de un determinado destino turístico. España ha liderado durante años el turismo gastronómico mostrando cifras de incremento de turistas internacionales que visitan el país buscando su gastronomía y nacionales que viajan por diversas regiones con el afán de encontrarse con las especialidades gastronómicas locales.

La Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económicos considera que la comida es la motivación para viajar de uno de cada cuatro turistas. Las estadísticas señalan que en España el turismo gastronómico va en incremento año tras año: de 6 millones de visitantes extranjeros en el 2009 a 7,4 millones en el 2014, hay un aumento importante de viajeros interesados en explorar las delicias culinarias españolas, por otro lado, unos 25 millones de españoles se desplazan anualmente por el país con el fin de disfrutar de su gastronomía.

La riqueza y variedad de su gastronomía es algo antiguo y tradicional, se debe a la cultura de preservar y transmitir recetas y quehaceres culinarios, lo cual está en la base de la cultura regional. A estos ancestros debemos la riqueza actual, unido al talento, la innovación y el buen hacer de las nuevas generaciones de cocineros y escuelas de gastronomía.

La gastronomía ocupa hoy en día un destacado lugar en el concierto cultural del país. Su reconocimiento como ciencia innovadora se debe a destacadas escuelas que han surgido alrededor de reconocidos chefs y restaurantes, con valoraciones altas en tenedores o en estrellas Michelín. Hoy en día puede equipararse una cena en estos templos del buen comer, con escuchar el más exquisito concierto en uno de los templos consagrados de la música, como el Palau de Barcelona o el Teatro Real de Madrid.

Diversas estrategias han servido al ascenso de la gastronomía al nivel que ocupa hoy en día: la presencia y visibilidad del trabajo de reconocidos chefs nacionales, las ferias regionales con su riqueza gastronómica, los festivales gastronómicos especializados, el trabajo impecable de los restaurantes y los concursos y programas de televisión que acercan la realidad y complejidad de la cocina a todos los públicos, poniendo de moda el arte de cocinar. Pero el turismo gastronómico tiene su aspecto más serio y profesional, se fundamenta en un trabajo investigativo de fondo, el encuentro entre creación, buen hacer e innovación, que dan como resultado una ciencia que se define cada vez más y avanza como soporte económico del país. La investigación sobre los platos nacionales que identifican lugares y cultura, sus recetas y presentaciones, por otro lado, la identificación de las necesidades del comensal visitante actual, o sea una cocina que satisface el gusto de los turistas extranjeros y atraiga y motive a la exploración de la comida regional, esto es, una cocina internacional que no ha perdido sus características regionales y que motive a la exploración de la cocina local. La gastronomía potencia el turismo, es necesario su estudio, investigación, promoción, planificación y apoyo a los innovadores y empresarios del sector.

Es una realidad internacional: "En España se come muy bien", desde un bar de barrio con sus tapas, hasta un impecable restaurante, sin olvidar la acogida que España hace a las cocinas de todos los rincones del mundo. Desde una comida rápida, un rico helado, un vino exquisito, o una simple "caña" con su tapa, hasta una experiencia gastronómica de gran clase, España cuida y mima a sus visitantes con el placer de la comida, el cual unido a la buena compañía y a un ambiente festivo, son un punto fuerte a la hora de decidir a España como destino turístico.

No podemos olvidar el "arroz zamorano" la carne de Aliste, la sanabresa. Zamora, debería explotar más el turismo gastronómico por la riqueza de sus productos, además de contar con grandes cocineras y cocineros.