Sí, tiene razón Rajoy, cómo no: las elecciones del 27 de septiembre en Cataluña serán solo autonómicas y nada más que autonómicas, que es lo legal. Lo ha ratificado Mas, presidente de la Generalitat y peripatético mesías del pretendido independentismo de aquella región: las elecciones serán legalmente autonómicas. Pero políticamente, ha añadido, serán plebiscitarias.

Están convencidos de ello los de la lista única, esos mismos -CDC, ER, y otras agrupaciones y colectivos secesionistas- que siguen aireando que si ganan el 27-S tardarán solo meses en proclamar de forma unilateral una república de Cataluña. A Rajoy no le tienen ni el menor miedo pese a ser el presidente del Gobierno de la nación. Y eso que últimamente ha fruncido el ceño, Rajoy, e insiste con que de ninguna de las maneras se producirá esa surrealista e imposible independencia.

Pero sigue sin hablar de decisiones drásticas, sigue sin dar apenas ninguna pista de lo que España piensa hacer si gana la lista única, y los españoles temen, incluidos los del propio partido, que todo quede, una vez más, en recurrir al Tribunal Constitucional. Aunque algunos de sus satélites citen de refilón la posibilidad de suspender la autonomía catalana, según camino que abre la Carta Magna. Puede que al final no le quede otra solución al Gobierno, sobre todo teniendo en cuenta que dos meses más tarde se celebran las elecciones generales y el ser o no ser del PP.

Lo que sí ha hecho Rajoy, y ha sido un acierto, es situar a Jaime García Albiol como cabeza de lista por su partido en los comicios catalanes del 27-S. Un duro, un gavilán de los populares, un hombre con ideas claras que ha hecho de la transparencia y de la incorrección sus principales herramientas de cultivo político, y que le han llevado a ser alcalde de Badalona, cargo del que quedó relevado el 24-M ante una coalición de izquierdas. Y seguramente eso: decir las cosas como se piensan, sin miedo a la incorrección política, es lo que mucha gente desea y se necesita.

A Albiol le acusan de racista y xenófobo y sus campañas electorales han sido polémicas por ondear la bandera de la limpieza de su ciudad en cuanto a los focos delictivos que se dan en la inmigración, que es masiva en Cataluña. Así son las cosas y basta leer la crónica de sucesos para entenderlo. Manifestarse contra la delincuencia organizada que llega de fuera no es estar contra la inmigración ni en la extrema derecha sino ser realista y enfrentarse a quienes hacen de la delincuencia su forma de vida.

Parece un magnífico líder para el PP en estos tiempos cruciales, lejos de la tendencia a la discreción, al comedimiento, a no irritar al adversario, que Rajoy sigue imponiendo a su partido y que tan malos resultados le están dando en todos los órdenes. Denunciar a los independentistas ante la justicia es algo que puede hacer cualquiera, pero al presidente del Gobierno hay que exigirle algo más cuando es la unidad de España lo que está en juego. Hay que atarse los machos y demostrar de una vez por todas quién es el que manda aquí. Albiol, un Mourinho de la política, es de los que lo haría si el fuese Rajoy.