La esperanza es lo último que se pierde y hay familias en Aliste y Tábara que cada año, aun viviendo en la diáspora, a veces incluso en Francia, Alemania, Estados Unidos y Suiza, inculcan a sus hijos los valores de la tierra y de los pueblos de sus abuelos.

Este año el día de San Esteban fue una jornada fría, casi gélida, y a pesar de ello allí estuvo Yael Román Rodríguez, con solo trece días, para ser ofrecido por el Tafarrón como signo de perpetuidad. En Villarino Tras las Sierra un niño, Rodrigo Fernández Trabazos, y dos niñas, Susana Martín Santos, y Lara Manías Lozano dieron vida a dos infantiles Zamarrones.

Ya no quedan pastores de los de antes y, por ello, en Tábara un niño fue el encargado de ofrecer la Cordera en Nochebuena, un día especial donde los niños de Tola cautivaron en la iglesia de San Félix con su Belén Viviente.