La asociación Argusino Vive cerró este fin de semana los actos que a lo largo del último año han venido conmemorando el medio centenario la desaparición de este pueblo sayagués bajo las aguas del río Tormes.

El salón cultural de Villar del Buey acogió un acto de reconocimiento a todas las instituciones, pequeñas y medianas empresas, medios de comunicación y particulares que han contribuido de una u otra forma en la conmemoración de este 50.º aniversario. Argusino Vive agasajó a todos sus colaboradores con un vino español y se leyó un emotivo discurso de agradecimiento.

Gracias a la asociación Argusino Vive, en el último año el pueblo ha vuelto a disfrutar de las carreras de los niños a la orilla del pueblo, y los hijos de la localidad se han vuelto a reunir para revivir su memoria en distintas ubicaciones como Villar del Buey, Cibanal, Bermillo de Sayago, Salce o, más allá de Zamora, en Sardón de los Frailes (Salamanca) o en la localidad que hoy es la segunda residencia de muchos argusinejos, Cascón de la Nava (Palencia).

La andadura de esta iniciativa comenzaba hace 18 meses, cuando ninguno de sus promotores aún podía imaginar que Argusino iba a tener un himno propio, que iba a ser homenajeado por una tradición tan sayaguesa como los Viriatos, que iba a tener un emocional homenaje plástico de sonidos de añoranza lanzados a pleno pulmón por los suyos, donde los tamboriles, las violas y los órganos les agradecían su memoria o narraciones que han hablado la pérdida de sus campanas. También han contado con drones que han mostrado los restos de Argusino a vista de pájaro, sónars que han explorado sus entrañas, foros periodísticos como los organizados por el CLUB LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, coloquios literarios y documentales con horas y horas con los argusinejos como protagonistas. Y en el plano más festivo, comidas de hermandad, catas de vino y torneos deportivos como el de pesca, en las aguas renacidas. En definitiva, "tantas y tantas cosas que nos han dejado un gusto dulce y que no queremos olvidar, sino prolongar en el tiempo", destacaban desde Argusino Vive.

El acto del pasado fin de semana no pretendía ser un final, sino un punto y seguido. Se cerraban los actos del medio centenario pero a la vez se abría un nuevo horizonte con metas y proyectos a trazar por un pueblo que perdió sus calles, pero no su espíritu de pertenencia a una colectividad, lo que verdaderamente define a un pueblo. Porque si algo ha logrado Argusino Vive, es despertar del letargo algo más que un nombre: una identidad que muchos no olvidaban, pero sí tenían guardada con timidez. Todo con el objetivo de que el nombre del pueblo perviva sobre las mansas y frías aguas del Tormes.