Araceli Saavedra

El policía municipal de Durango, Pedro Ruiz Rodríguez, no consta como una de las víctimas zamoranas de la banda terrorista ETA. Sus restos mortales reposan en el cementerio sanabrés de Ribadelago desde abril de 1979 por expreso deseo de su familia, de su viuda. Este policía municipal nació un 25 de abril y murió en atentado terrorista el 28 de abril de 1979 con 30 años. Nacido en Torre de Villardompedro, en Jaén, trabajaba desde niño en el campo con su familia. Su viuda, que prefiere preservar su identidad, lo describe como "una persona muy noble, muy amigo de sus amigos y una persona muy cariñosa para su familia", así lo describe su esposa.

Se trasladó a Durango, como muchas gentes del campo, para mejorar su situación económica y laboral, requerido por un familiar que era Guardia Civil. Los primeros meses vivió en la casa de su tío y "no fue una casualidad que lo mataran". Pedro Ruiz no pudo aspirar a ser miembro de la Benemérita porque no cumplió el servicio militar por ser huérfano de padre. Durante el tiempo que pasó con su tío salieron las oposiciones a policía municipal de Durango, hasta ese momento desempeñó el trabajo de vaquero. Se presentó y sacó su plaza, en el año 1976 "por eso era agente municipal, aunque él hubiera querido ser Guardia Civil".

La joven pareja se casó el 9 de diciembre de 1978 y su matrimonio se vio truncado a los cuatro meses, después de ser novios durante dos años. "Yo iba a un vivero a trabajar y pasaba todos los días por donde él estaba, en el cruce de la Madalena regulando el tráfico". Por su carácter "se fiaba de todo el mundo" afirma su mujer. La familia de Pedro Ruíz se trasladó desde Jaén para asistir al enlace celebrado en Ribadelago. Él había visitado una vez el pueblo natal de su mujer en Semana Santa.

Esa mañana Pedro acudió a su trabajo y su esposa se quedó en casa preparándose. Ese día la pareja estaba invitada a una boda. El comando sustrajo un coche en Abadiego. Al llegar a su altura, en el cruce de la Madalena, le dispararon 5 tiros en la espalda y uno en la cabeza. "No murió en el acto. Intentó salvarse o refugiarse en la Madalena. Eran las doce la mañana y nadie se atrevía a comunicar a la joven esposa el fatal desenlace.

En el momento del asesinato Pedro Ruiz no sabía que su mujer estaba embarazada de pocas semanas o tal vez días "en ese momento no lo sabía ni yo. No sé ni cómo mi hijo nació bien con lo mal que lo pasé".

La viuda recibió el apoyo de numerosos sanabreses y zamoranos que en esos años trabajan en Durango: "Me sentí muy querida por la gente del pueblo que estaba allí". Los cargos políticos de la provincia de Zamora, desde el gobernador hasta el secretario del Gobierno Civil, "me apoyaron mucho". La policía municipal apadrinó al niño. Pero en Durango "me sentí arrinconada". Tras el asesinato de su esposo "me vine para mi tierra, aquí tenía a mi madre". Hasta el año 1983 vivió en Ribadelago hasta que se trasladó a Zamora.

Solo ha vuelto una vez a Durango. La paga que querían asignarle fue de 19.000 pesetas "porque llevaba pocos años de guardia municipal". En Bilbao "cuando fui a arreglar la paga, me dijo la funcionaria que con 19.000 pesetas tenía bastante. No le pegué con el bolso en la cabeza de casualidad".

Los miembros del comando que lo asesinaron están en la calle. Estaba compuesto por 1 informador, 1 ejecutor y otros dos integrantes. Los asesinos condenados por el crimen justificaron el asesinato alegando que era "un chivato" de la Guardia Civil, porque simplemente vivió en el cuartel de Durango el tiempo que estuvo acogido por su tío. El ejecutor material cumplió 10 de años de prisión, es un arrepentido y obtuvo reducción de condena por buen comportamiento.

"No los perdonaré jamás" sentencia humanamente la viuda. Desde hace años forma parte de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, junto con otras familias zamoranas que han sufrido la pérdida de sus seres queridos a manos de los terroristas. Al presidente José María Aznar le reconoce el claro apoyo a las familias "es el único que se ha preocupado por nosotros". En su pueblo natal, le dedicaron una calle en recuerdo a un vecino que emigró para mejorar su vida.