Argusino fue un pueblo de viñedos. Entre la variedad de productos que aquel frondoso valle regalaba a sus vecinos, se encontraban prósperas cepas. Por ello la cata de vinos organizada por la Denominación de Origen Arribes ha tenido un sentido especial dentro de los actos del 50 aniversario de la desaparición del pueblo sayagués sacrificado en aras del desarrollo hidroeléctrico.

Cerca de un centenar de personas se reunieron en la plaza de Cibanal para participar en la cata de vinos de cuatro bodegas: El Hato y El Garabato, Ribera de Pelazas, Pastrana y AlmaRoja. Vinos blancos, tintos jóvenes (con nombres tan sugerentes como "cielos y besos") y crianzas se pusieron sobre la mesa durante más de hora y media. De haber existido, Argusino de Sayago hubiera pertenecido a la zona de influencia de la Denominación de Origen Arribes, que con este acto se ha querido sumar a la conmemoración de los 50 años que el pueblo lleva enterrado bajo las aguas del embalse de Almendra.

"El lazo que une a esta marca con el municipio radica en su ubicación geográfica. La tierra granítica y sedimentada fue el caldo de cultivo de un ecosistema que caracterizada a Argusino por la variedad y calidad de sus productos: pimientos, árboles frutales, olivos? pero, especialmente, de sus viñas" apuntan desde la asociación Argusino Vive. Incluso hoy en día, cuando baja el nivel del agua, aún se pueden divisar restos de aquellas cepas que tanto trabajaron los nativos.

Durante el acto se expusieron además cuadros de Dary Marino, maestra y pintora de Argusino.