Javier Gómez Pascual es un "militante" de la Fiesta Nacional. Defensor a ultranza de la tauromaquia con razones y compromiso, no ve los festejos taurinos solo como una manifestación lúdica. Para él, el universos del toro supone una filosofía de vida, una manera de entender el mundo: natural, con valores, pegado a la tierra, al sentimiento. Por eso, no cree que los ataques frontales de los animalistas "vayan a acabar con un sentimiento enraizado tan profundamente en la cultura popular".

La estrategia, según él, que deben seguir los aficionados frente a las "rachas de viento contrarias" es "evitar los enfrentamientos". Su argumento está claro: "No podemos entrar en la estrategia de la provocación, donde hay auténticos maestros, como han demostrado en numerosos actos públicos. Ellos saben marcar las pautas y los tiempos, controlan mejor que nosotros las situaciones y no podemos darle ventaja. Hay que ser muy cautos y mantener la tranquilidad".

El torero de plata de Guarrate está convencido de que "estamos ganando, poco a poco, la partida". Y eso se está logrando, según apunta, "con datos, destacando la importancia de los festejos taurinos desde el punto de vista cultural, pero también por su aportación a la economía". Y cita datos concretos: 61 millones de euros "moverá" la Feria de San Isidro de Madrid, la facturación en Olivenza, una "ciudad muy pequeñita" ha superado los cinco millones... "Tenemos la sensación de que si hacemos bien las cosas vamos a ir, poco a poco, convenciendo a esa gente que ahora está ahí, en el medio...".

La campaña pasada la fiesta de los toros tuvo un gran protagonismo en los medios de comunicación. No puede olvidar la muerte en la plaza de Teruel de Víctor Barrio. "Fue un mazazo para todos. La sociedad se dio cuenta de que ser torero no es fácil. Siempre lleva pegado a su condición el tributo de sangre. Y, a veces, una tarde cualquiera, todo estalla".