En las postrimerías del mes de junio, cuando el calor aprieta en la planicie, un puñado de pastores alistanos al mando de cinco mil ovejas inician el camino hacia los pastos de la Alta Sanabria. Buscan alimento para los rebaños y se embarcan en un viaje que mantiene la esencia ancestral de sus antepasados. Son los últimos ganaderos trashumantes, herederos de una tradición que está a un paso de recibir un merecido reconocimiento de la mano del Ministerio de Cultura (no el de Agricultura).

La Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas acaba de incoar el expediente de declaración de la trashumancia como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. Oficialmente es un paso fundamental para el reconocimiento de esta práctica ganadera que en Zamora permanece a través de los "agostaderos" de Sanabria, donde durante el verano se instalan vacas y ovejas procedentes de Aliste, La Carballeda y algunos pueblos de la propia Sanabria para aprovechar los nutritivos y frescos pastos de la sierra.

Argumenta el Ministerio de Cultura que la trashumancia en España constituye en la actualidad "un patrimonio vivo", pese a la gran reducción de la cabaña ganadera trashumante y de los cambios en esta actividad. En diversos espacios de la geografía española esta manifestación se sigue desarrollando de manera tradicional, con el desplazamiento a pie del ganado.

Además de haber contribuido a conformar la identidad cultural de muchos territorios de España, la actividad trashumante ha originado un rico patrimonio cultural y etnográfico, reflejado en fiestas y tradiciones, en la toponimia, en la gastronomía y en toda la arquitectura relacionada con esta actividad.

También las manifestaciones de la tradición oral, la artesanía y las técnicas de pastoreo tradicional, así como la ordenación de los pastos en el marco del derecho consuetudinario son elementos de la cultura trashumante que esta actividad ayudó a transmitir a su paso por los diferentes y distantes territorios peninsulares.

Corredores ecológicos

Por otro lado, a pesar del estado de "deterioro generalizado" de la red viaria, este espacio histórico de desarrollo de la práctica del pastoreo incorpora un conjunto de valores de alto interés patrimonial. Además de por su importancia histórico-cultural, la trashumancia tiene una serie de características ambientales destacables, al cumplir las vías pecuarias la función de corredores ecológicos. Al mismo tiempo el informe de la Dirección General de Bellas Artes destaca el "fuerte potencial turístico y recreativo" de la red de vías pecuaria por su utilización para el desarrollo de actividades al aire libre.

La actividad ganadera trashumante ha aunado históricamente el aprovechamiento de los recursos naturales y el ganado mediante la denominada "cultura pastoril trashumante", produciendo interrelaciones familiares, sociales, económicas, patrimoniales y biológicas, y modelando y contribuyendo a la cohesión y vertebración del paisaje peninsular.

La trashumancia, presente a lo largo de todo el territorio español, desarrolla su actividad en dos marcos espaciales diferentes y complementarios: los "agostaderos" y los "invernaderos". Ambos se relacionan a través de las vías pecuarias, por donde el ganado realiza el desplazamiento.

Los "agostaderos", también denominados pastos de agostada, "estivaderos" o puertos, son los espacios de pasto donde el ganado permanece los meses estivales, desde junio hasta septiembre. En la provincia de Zamora se sitúa en Sanabria.

Los "invernaderos" son los espacios de pasto donde el ganado permanece los meses de invierno, hasta la primavera, caracterizados por la tipología de la dehesa.